Las asociaciones agrarias de la Comunidad Valenciana han convocado una manifestación en Valencia para el día 2 de marzo. Se trata de la primera a favor del Plan Hidrológico Nacional, y la convocatoria se hace extensiva a la Comunidad Murciana y Almería, directas beneficiarias del trasvase del Ebro. Se pretende dar respuesta a la campaña que ha venido teniendo lugar en Aragón, en contra del trasvase, y que culminó con una marcha que terminó en Valencia, con escaso éxito. De las declaraciones de los responsables agrarios se deduce que otro de los objetivos es denunciar la postura tibia que el PSOE ha mantenido, por orden de Zapatero y Ferraz, en el Plan Hidrológico Nacional, para no entrar en conflicto con Marcelino Iglesias y con Pasqual Maragall.
Los convocantes esperan que se trate de una manifestación “histórica”, con una respuesta “muy amplia”. Al margen de la movilización de la sociedad civil, la cercanía a las elecciones sugiere que se trata de una manifestación impulsada en la sombra por el Partido Popular, que se volcará para que sea un éxito. Consigue, por de pronto, que el principal punto flaco de los socialistas valencianos centre la campaña electoral.
La importancia política “nacional” de la Comunidad Valenciana no es preciso destacarla. Sin Madrid y sin dicha autonomía resulta imposible llegar a La Moncloa. En las encuestas del PP, ese partido mantiene actualmente una expectativa de voto del 51%, lo que le llevaría, de ser ese el resultado de las urnas, a mejorar su ya hegemónica posición, mientras el PSOE no remonta.
Da la impresión de que la dirección nacional está dispuesta a “sacrificar” a su candidato y al conjunto de su partido en la Comunidad Valenciana a cambio de conseguir mantener el poder en Aragón. Es una estrategia a corto plazo, que puede pasarles factura a medio, porque un mal resultado conduciría inevitablemente a una nueva crisis del PSPV, cuyos problemas internos y escándalos se acumulan.
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