Menú

Durante la pasada legislatura, el gobierno vasco, merced a los pactos establecidos con Batasuna y de forma directa con Eta, dejó crecer en la impunidad la llamada kale borroka, que entonces fue calificada con cinismo semántico de violencia de baja intensidad. Mientras aumenta la eficacia policial contra el núcleo duro de Eta, con la colaboración francesa como dato clave, la banda encontró en la violencia de sus cachorros una forma de mantener su coactiva presencia amedrentando a los constitucionalistas. ¿Le interesaba al PNV este efecto perverso?

Las elecciones del 13 de mayo han abierto un enfrentamiento entre Eta y el PNV, que viene del momento en que los batasunos se retiraron del Parlamento vasco forzando elecciones anticipadas, para culpar al PNV de traición por no convocar un referéndum en toda Euzkal Herria, que compone también Navarra y los tres departamentos vasco-franceses. Los resultados electorales mostraron que el reblandecimiento de la frontera entre PNV y Batasuna provocaba una desbandada del voto hacia la formación de Arzalluz.

Desde entonces, los etarras han intensificado su interés en remarcar la línea de separación como un muro para mantener su propia clientela. De manera creciente, se tilda al PNV de “traidor” y la Ertzaintza se ha convertido en objetivo de la banda. Está sucediendo con Ibarretxe todo lo que el PNV amenazaba que sucedería con Mayor Oreja.

Esta ampliación de los objetivos ha hecho aparecer un nuevo sentimiento: el del miedo en los nacionalistas, reconocido y destacado en la última entrevista periodística de Arzalluz, en la que indica su temor a que los terroristas estén preparando “algo gordo”. Contra el PNV, se entiende. Porque “gordo” es todo lo que lleva sucediendo desde décadas. Los atentados contra la Ertzaintza serían el trágico calentamiento de motores para situarse al PNV en el punto de mira. Algo que se ve venir desde hace tiempo, pero que Arzalluz, en su relativismo moral, se ha negado a percibir.

El totalitarismo sólo entiende los pactos como debilidad, aunque esos sean dentro de la misma progenie. El PNV pactó con Eta. En ese tipo de pecados sí está implícita la penitencia. Hora es de que colaboren todas las fuerzas policiales para evitar víctimas. La “solución policial” es el mínimo de sentido común de una sociedad civilizada, de un Estado de Derecho.

En Opinión