Menú
Enrique de Diego

PSOE, ¿renovación ideológica?

Junto a la sucesión de Aznar --situada en términos de materia reservada o secreto de Estado-- el otro gran reto político de la legislatura es la renovación ideológica del PSOE. Lo que se ha dado hasta el momento es una renovación generacional, que afecta a los estilos, a las formas, a la superficie. Puede decirse que esta renovación ha sido refrendada no sólo por la escuálida diferencia de la votación del Congreso socialista sino por ese subliminal plebiscito que son las encuestas, en las que la figura de José Luis Rodríguez Zapatero obtiene unas calificaciones de fábula.

El tirón del secretario general ha frenado la caída del PSOE y ha empezado una tendencia al alza, pero en términos ligeros. Significativa, sin duda, pero sin que se aproxime al Partido Popular de manera inquietante.

La renovación de la antigua Alianza Popular que llevó al poder a Aznar a través de la refundación en Partido Popular fue generacional e ideológica. Se produjo en la primera legislatura socialista, aunque tuviera su confirmación en el Congreso de Sevilla. Por ahora, el PSOE no parece haber incoado su propia transformación ideológica. Puede decirse que ha dejado su contenido doctrinal en suspenso para afrontar los urgentes problemas de la estrategia (aunque el pacto contraterrorista recupera el perfil nacional del partido de Pablo Iglesias). Incluso Zapatero ha apuntado algo poniendo sobre el tapete conceptos interesantes como social-liberalismo o socialismo libertario, pero teniendo cuidado de explicitar su contenido.

Zapatero puede mimetizarse con el PP, eliminando los aspectos de crispación en la crítica --es lo que está haciendo-- o empezar a definir su propio proyecto político. Para esto segundo necesita pasar al PP por el liberalismo. Es necesario que sea más liberal que el PP si quiere de verdad acceder a La Moncloa, porque en otro caso los ciudadanos no tendrán incentivo para el cambio y apostarán por lo existente (con ese interrogante del heredero popular).

Para marchar por la senda liberal --y él el primero-- Zapatero tiene dificultades en su partido. Es difícil saber hasta dónde estarían dispuestos a llegar los sectores guerristas y más a la izquierda cuando esos conceptos de social liberalismo o socialismo libertario se intenten llevar a un programa electoral o a la legitimación de un Congreso ideológico. Es probable que juegue siempre a favor del secretario general el hecho de que su cambio tranquilo parece la única fórmula adecuada para recuperar poder --tras el fracaso del felipismo residual con Joaquín Almunia-- pero también lo es que una buena parte del PSOE haya asumido sus periclitados tópicos estatistas con la fuerza de una fe pseudoreligiosa, de una superstición y pongan el grito en el cielo contra el siempre herético liberalismo, aunque sea light o irreconocible. Quizás por saber los obstáculos de esa senda, Zapatero y su equipo de jóvenes turcos habla poco o nada de ideas.

En España

    0
    comentarios