Cuando se intervinieros las dos furgonetas de la caravana de la muerte, con mil kilos de explosivos, el Ministerio del Interior o altos cargos policiales tuvieron la ocurrencia de informar a la opinión pública de que el “golpe de suerte” se debió a que guardias civiles de tráfico observaron que la furgoneta iba hundida por sobrepeso. En los siguientes coches bomba los etarras han solucionado el problema reforzando los amortiguadores de las furgonetas.
La detención de los dos miembros del comando Barcelona ha dado motivo a un ejercicio de lo que en el argot se conoce como “ponerse medallas”, en lo que es especialista el director general de la Policía, Juan Cotino. De manera pública, con luz y taquígrafos, con todas las cámaras, se ha hecho exhibición de irresponsabilidad policial informando con detalles y pormenor de todos los errores cometidos por los terroristas. La banda no necesita recabar información para hacer un análisis de las cuestiones que deben enmendar porque eso se lo dan servido el director general de la Policía y el alcalde de Barcelona.
Por supuesto, en relación con la caravana de la muerte, parece lógico pensar que la incautación no fue fruto de la casualidad sino que se contaba con información previa sobre la salida de un cargamento de explosivos y eso motivó una vigilancia especial. De hecho, durante horas se pensó que había pasado hacia Madrid una de las furgonetas. Que esa información se mantuviera en secreto pudo ser una de las causas de que los terroristas abandonaran la segunda furgoneta y huyeran, al pensar que podían estar siendo seguidos.
Sabemos por información pública y notoria que los dos terroristas de Barcelona llevaban mal la matrícula del coche, la cerradura forzada y que la mujer iba en el asiento de detrás cebando el explosivo. No lo sabemos por la pericia de los periodistas, que están en su derecho y en su deber de informar a la opinión pública, sino por la vanidad y la irresponsabilidad de nuestros políticos, que informan de manera ostentosa. Esa información también llega a Eta. Es decirles no seais tan chapuzas. Los próximos comandos llevarán bien la matrícula, arreglarán la cerradura y los asesinos irán juntos en la parte delantera. ¿Es tan abrumadoramente cierto que el sentido común es el menos común de los sentidos? ¿No se puede pedir al menos una brizna de ese sentido a los que han de velar por nuestra seguridad? ¿Pretende ser Cotino un personaje de las guerras de Gila?
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