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Alfredo Timermans es una de las personas más eficaces y decisivas de la fontanería de Moncloa. Ha estado en un segundo plano, rehuyendo los primeros planos, pero Aznar se ha apoyado en él para las complicadas cuestiones organizativas. Por ejemplo, de manera muy clara durante la presidencia española de la Unión Europea.

La lógica de su merecido ascenso entra dentro más de una decisión de Aznar, que de Rajoy, aunque no sea más que como matiz. Esta decisión supone que los déficit de coordinación y comunicación tratarán de ser resueltos directamente por Aznar. Eso estaba claro con Rajoy, pero situar a Timermans, nuevo secretario de Estado de comunicación, como segundo de la vicepresidencia primera lo reafirma. Ahora no va a poder estar tan en segundo plano. Es un gesto claro de confianza del presidente hacia quien también es clave en el entramado ideológico del PP como secretario general de la FAES.