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Hay dos opiniones casi unánimes sobre el atentado en los medios de comunicación que son meras especulaciones: la respuesta o venganza y la fortaleza de Eta. La primera está avalada por la cronología y por declaraciones previas del propio Jaime Mayor Oreja, e incide en un esquema de acción-reacción. ¿A qué respondía Eta en el asesinato de Manuel Indiano y de qué se vengaba? Tan verosímil como la hipótesis de la respuesta es que el atentado contra José Ramón Recarte estuviera decidido con anterioridad y hubiera tenido lugar también si no hubieran sido detenidos los dirigentes bastasuno-etarras. Eta mata cuanto y cuando puede. Actúa bajo una psicología totalitaria de instinto genocida. No mata más porque no puede. La vía policial es imprescindible para reducir esa capacidad y por ende el número de víctimas.

En cuanto a la fortaleza, la larga serie de atentados que se vienen produciendo en los últimos meses más bien desmienten esa hipótesis y muestran una Eta débil, no sólo moralmente, sino de baja preparación como profesionales del crimen, dedicada a atentar contra blancos fáciles sin medidas de protección ni de seguridad y que no precisan de seguimiento para obtener información. La debilidad mayor es el hecho de que Eta ha fagocitado a su entramado político para suplir sus carencias operativas, intentando pervertir los beneficios del sistema como patente de corso para el crimen. La especulación sobre la fortaleza de Eta es más fruto del síndrome de Estocolmo que de los datos de la realidad. Esta es una Eta asesina, mochilera y guipuzcoana.

Otra cuestión relevante es que bajo el disfraz de las grandes palabras y del terror de los conceptos, como la construcción nacional, lo que se esconde es el patente fracaso del proyecto del terrorismo nacionalista, incluso en el aspecto geográfico. No hay ahora mismo problema navarro, tampoco alavés, está muy mitigado en Vizcaya. Lo que hay es un problema guipuzcoano, que incluso se está manifestando en la misma geografía de los asesinatos. Lo ha dicho bien Fernando Savater: quieren imponer a todos el modelo de algunos sitios muy pequeños. De algunos pueblos guipuzcoanos, donde la dictadura del terror es eficaz. No hay problema vasco, hay problema guipuzcoano.

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