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Enrique de Diego

Voluntarismo sociológico y libertad amenazada

Las encuestas en el País Vasco pertenecen al mundo del voluntarismo. En sí mismas detectan la gravedad del problema de fondo: no pueden hacerse encuestas fiables. La gente no contesta, oculta lo que sabe y engaña más que en otros sitios, por la muy comprensible razón de que declararse constitucionalista, votante del PP o del PSOE, ante un encuestador parece un acto de imprudencia gratuita. Decía Karl Popper que las dictaduras son malas porque convierten cualquier acto de responsabilidad en una forma de suicidio.

Que en una sociedad democrática y civilizada no conteste el 40 por 100 de los electores y existan leyes sociológicas del tipo “el PP obtiene siempre mucho mejores resultados en las urnas que en las encuestas”, indica que el País Vasco es una sociedad democrática en entredicho con un alto porcentaje de salvajismo. Incluso el 50 por 100 no quiere valorar a los líderes políticos, porque es una de las formas más claras de definirse.

La encuesta del CIS da, por tanto, pistas muy genéricas y dibuja un panorama muy abierto. Se percibe una polarización y un descenso del nacionalismo. Un hastío y una rebelión respecto a la violencia callejera, principal preocupación, lo que indica el fracaso de Ibarretxe y de Balza. A pesar de todo lo dicho, tanto PP como PSOE suben en expectativa de voto, lo que indica que incrementarán bastante su respaldo, y pueden alcanzar la mayoría absoluta, si Nicolás Redondo consigue sacar del mapa político a Javier Madrazo, clave fundamental de estas elecciones.

El PNV tiene mucho más difícil formar gobierno que el PP, no porque Arzalluz no esté dispuesto a echarse al monte de nuevo con EH, que lo está, sino porque EH-ETA quiere el monopolio del monte y consideran al PNV como un partido traidor. El totalitarismo conduce inevitable a esta pureza peligrosa e irracional, por eso la autodeterminación es el conflicto permanente y el horizonte del genocidio. El PNV, por un lado, no es capaz de ofrecer una política de orden público, pues no puede distanciarse de EH, y por otro, se radicaliza. No deja de ser sintomático que sólo uno de cuatro vascos estén de acuerdo con la autodeterminación, que es el elemento fundamental del programa de Ibarretxe. El PNV está en el momento más crítico de su historia reciente. Los constitucionalistas, en su momento más decisivo. Bueno, lo está la libertad, porque en el País Vasco la libertad está amenazada.

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