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Enrique Navarro

Ciudadanos: ¿liberales del siglo XIX o del XXI?

El gran problema político de España es el secuestro del Psoe por podemitas y nacionalistas con un presidente con síndrome de Estocolmo.

El gran problema político de España es el secuestro del Psoe por podemitas y nacionalistas con un presidente con síndrome de Estocolmo.
Albert Rivera en una imagen reciente | EFE

Todos sabemos detectar a distancia a un conservador, a un comunista, y a un socialista, pero a un liberal, cuesta mucho más porque no existe ideología más polisémica que la liberal. Sin duda el liberalismo ha evolucionado más que ninguna otra ideología. Nació frente al absolutismo reclamando libertad y reaccionó contra el comunismo reivindicando la propiedad privada y el mercado. Se desmarcó rápidamente de los socialdemócratas por su ambición estatista y de los conservadores por su tintes religiosos y totalitarios en cuanto al ejercicio de derechos. Por eso cuando hace dos años el partido de la Ciudadanía se declaró liberal, he de reconocer que primero me alegré de que por fin hubiera un partido liberal; pero ¡Ha habido tantas versiones del liberalismo en la corta historia de Ciudadanos! Que hay que detenerse a analizar dónde está y dónde a mi juicio debería estar el partido naranja.

Los liberales europeos están muy anclados en las doctrinas del siglo XIX, donde los derechos individuales son sacrosantos y el estado debe respetar esos límites en su propia acción. No hay razón de estado o política social que pueda limitar los derechos básicos individuales, y sobre estas bases se creó un liberalismo, vamos a decir de centro derecha, como el caso francés o alemán.

Los liberales norteamericanos son socialdemócratas; su mejor exponente ideológico es John Rawls; el liberal debe procurar la igualdad de los ciudadanos interviniendo sobre las capas mas desfavorecidas. Sólo su progreso puede denominarse auténtico crecimiento, mientras que los liberales del XIX, basados en fórmulas paretianas, se conformaba con el crecimiento siempre que nadie saliera perjudicado.

Desde que Ciudadanos se convirtió al liberalismo europeo, ha ido ganando grandes apoyos en el centro derecha, y se ha convertido en el competidor del Partido Popular, repartiéndose la mitad de electorado que se califica de no socialista. La causa catalana y la defensa de los derechos individuales frente a la coerción nacionalista ha sido sin duda su gran bandera, que a buen seguro le está dando importantes réditos electorales. En definitiva, el liberalismo decimonónico le esta dando grandes resultados a Ciudadanos pero no a España.

El gran problema político de España, a mi juicio, es el secuestro del Psoe por podemitas y nacionalistas con un presidente del gobierno con síndrome de Estocolmo. El gran éxito de la UCD que parecía querer recoger Ciudadanos era poder mirar a izquierda y derecha en igualdad y conformar mayorías constitucionalistas. El nuevo liberalismo de Ciudadanos está dejando un campo enorme a su izquierda y casi nada a su derecha, y esto para el país no creo que sea tan positivo.

La igualdad de los ciudadanos ante la ley y el estado es el leitmotiv de los liberales en cualquier esquema democrático en el que los derechos individuales no se sienten amenazados; y excluyo dentro de las democracias a Cataluña, donde hace tiempo rige una dictadura de una exigua mayoría contra la mayoría de la Ciudadanía, amparándose en la complicidad del secuestrado. La igualdad, en un régimen moderno, es sobre todo igualdad de oportunidades, lo que exige de acciones positivas para superar desigualdades, especialmente en aquellos colectivos que se sienten con más limitaciones; madres, jubilados, minorías de todo tipo. Nadie que se llame liberal puede dejar de priorizar las políticas que tiendan de manera positiva a sortear las muchas dificultades que el modelo económico y social mantiene. ¿De qué sirven los derechos que no se pueden ejercer? Ciudadanos debe ser el partido de la igualdad, que genere sociedades más justas e igualitarias.

La igualdad de todos los españoles en España; la igualdad del acceso a los más altos puestos de responsabilidad, la igualdad en el acceso a los mejores niveles de educación; y la igualdad para primar el esfuerzo, eso es el liberalismo del siglo XXI. Porque la diferencia entre el socialismo clásico y el liberalismo, es que no se pretende que todo el mundo sea igual, sino diferente, pero por razón del esfuerzo de cada uno, y no a golpe de decreto o de PER. La igualdad de la miseria no es igualdad, es ruina; y eso lo saben bien los países del bloque del Este.

Un liberalismo de centro que supere las viejas divisiones y que pueda ser mayoritario y gobernar, pero también generar alianzas entre los constitucionalistas, que son la clave para el futuro y el progreso de España. Por causa de una guerra que no superamos, somos capaces de no unir a los que comparten el 90% de los principios para acabar en un gobierno social comunista podemita que apenas comparte un 10%. Porque no nos engañemos, nada más lejos del socialismo democrático que el Podemos pablista. Una coalición que hace de la división de la sociedad su bandera y que pretende enfrentar a los españoles para debilitarnos y facilitar su camino autoritario, es la antítesis de lo que ha sido el PSOE desde 1978. Sólo Ciudadanos puede quebrar esta alianza del túnel del terror, como ya lo hizo en la primera intentona Sanchista de asalto a la Moncloa, que fue bien analizada y evitada inteligentemente por Pablo Iglesias, que hasta ahora ha cumplido sus objetivos, y ha puesto al presidente y al país en manos de una secta que ni cree en la democracia, ni en España ni en su transición democrática.

El liberal conservadurismo está muy bien representado por el Partido Popular, que incluso tiene más a su derecha otra opción; pero ¿Dónde esta el liberalismo radical que se emparenta con la socialdemocracia? Si Ciudadanos marca distancia con el PP, adopta más postulados del catalogo liberal norteamericano, no sólo le comerá la tostada al secuestrado, sino que forzará al PSOE a volver al redil nacional y constitucional del que nunca debió salir.

Si se empeña en competir con el Partido Popular a ver quién tiene la bandera más larga, critica más al Psoe, y quién va a bajar más impuestos, generará muchas adhesiones, pero es un juego de suma cero frente a la alianza del túnel del terror. Liberar al secuestrado, o al menos a su partido, y sumarle al gran bloque constitucional nacional es el principal mandato de los políticos hoy en día para estabilizar la vida política y económica del país que ya echa de menos mas sentido común y menos alharacas.

El Plan de Iglesias avanza a firme, y el presidente debería cortarlo de raíz convocando elecciones; estoy seguro que se abrirían muchas mejores opciones para todos, que seguir en una agonía, que por muy bien que la pinte Tezanos, sólo beneficia a los que esperan el indulto, la consulta soberanista y mantener el secuestro de la izquierda democrática.

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