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Eva Miquel Subías

Eau de liberalismo

los expertos en estrategias de comunicación deberían, además de suavizar el color del nuevo logo pepero, retocar alguna cosa más, porque en todo el engranaje de la gran maquinaria electoral hay alguna pieza que está funcionando estrepitosamente mal.

Tenía un amigo que allá por los años noventa, en un intento de definir desde el punto de vista ideológico al Partido Popular de entonces, apuntó que se trataba de "un partido que se asienta en cimientos conservadores, de inspiración cristiana y de fragancia liberal".

Ha llovido bastante desde entonces, el PP pilotó el Gobierno durante 8 años logrando acuerdos con las más destacadas fuerzas nacionalistas, así como con el principal partido de la oposición, y los españoles pudieron ver cómo se creaban más de 4 millones de empleos, se ponían en marcha más de 430.000 pymes, se doblaba la riqueza familiar y un espeluznante 23% de tasa de paro llegaba a reducirse hasta alcanzar un 11%.

En este sentido, el diálogo social presidía todas las políticas de empleo que se llevaban a cabo, se aprobó la Ley para la Conciliación de la Vida Familiar y Laboral, se completó el proceso de transferencias a las comunidades autónomas y la presencia de España en la escena internacional era del todo indiscutible.

Digo yo que, en el terreno de la publicidad y el marketing, los expertos estarán de acuerdo en que lo anteriormente expuesto es, por sí solo, lo que se vendría a llamar "un buen producto", vamos, que lo seguiría siendo incluso para Risto.

Ahora bien, si nos remitimos al sondeo de Sigma Dos para El Mundo publicado el pasado día 16 de junio, un 68,2% de los electores populares insisten en seguir calificando al PP de "conservador", siendo ésta una cifra superior a los que lo estiman como "democristiano" y a mayor distancia todavía de quienes lo perciben como "liberal". ¡Toma revival refundacional!

Entonces, la defensa por parte de los gobiernos populares de la libertad individual como motor de progreso, de mejora de las personas y la sociedad, así como la creencia en una economía de mercado, con presupuestos equilibrados y reducciones de impuestos, articulado en una Nación plural, heterogénea, diversa y llena de riqueza, ¿qué es?

¿Podría alguien dar una explicación? Porque no logro entenderlo. Aunque bien es cierto que lo mismo me sucede con las inexistentes cucharillas de café en los locales de Madrid. ¿Por qué extraña razón te servirán una taza de café acompañada por una enorme cuchara de postre? Así pasa lo de siempre, que el principio de Arquímedes, aliado con una incipiente marejadilla, hace su presencia devolviendo los platitos de las tazas rebosantes de oscuros fluidos. Y aún así, siguen en su empeño de no solucionarlo.

Creo, sinceramente, que los expertos en estrategias de comunicación deberían, además de suavizar el color del nuevo logo pepero, pasando del intenso azul azafata a un relajante azul cielo, retocar alguna cosa más, porque en todo el engranaje de la gran maquinaria electoral hay alguna pieza que está funcionando estrepitosamente mal.

Un determinado aroma puede seducirte en un momento puntual, pero dependerá en buena medida de la estación del año, de si la fragancia es más floral o más cítrica, de si la esencia es más fresca o más concentrada y, por supuesto, dejando al margen las sutilezas del lenguaje corporal, de la armoniosa combinación de quien lo suela utilizar con los diferentes aceites esenciales, aunque la composición de la colonia o del perfume sea prácticamente la misma.

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