Menú
Eva Miquel Subías

Poli blanco, profe negro

Las heridas raciales siguen abiertas al aire en Cambridge y en el resto de Estados Unidos, a pesar del color de la alcaldesa, del gobernador y del presidente.

Escribo estas líneas desde Cambridge, Massachusetts, a pocas calles del domicilio de Henry Louis Gates Jr, conocido estos días atrás no por estar al frente del Institute for African and African American Research at Harvard University y haber editado en su día la primera de las colecciones de narrativas de esclavos de EEUU sino por haber protagonizado junto a un oficial de policía de Cambridge uno de los altercados del verano.

La historia, ya por todos conocida, la resumo en pocas palabras. Profesor negro de Harvard llega a su domicilio tras unos días en China, al no encontrar las llaves fuerza su propia cerradura y consigue entrar en su cálido hogar. Vecina que está al quite llama a la policía de la zona manifestando sus sospechas de que alguien ha entrado en una casa con ánimo de desvalijarla. Un coche patrulla, raudo y veloz, se persona en la dirección indicada y se encuentra con un señor que dice estar en su propia casa. A partir de ahí, identifícate, no, identifícate tú, que yo soy fulano, pues yo mengano, que yo soy negro y tú eres blanco. El resto, comisaría, esposas y declaraciones.

 Pensé que la historia se acabaría una vez resuelto el entuerto, pero no. Todavía hoy podemos leer comentarios en el Boston Globe o en el Boston Herald, así como en los principales programas de noticias de ámbito estatal. Lo que habría tenido que ser un desafortunado malentendido se tornó en un asunto puramente racial, en el que hasta el presidente Barack Obama, viejo conocido del profesor, intervino para decir que había sido una estupidez y entró al trapo de las preguntas sobre un hipotético móvil racista.

Por supuesto, se sumaron al carro la alcaldesa de Cambridge y el gobernador de Massahusetts, éste último con menos ímpetu, ya que las encuestas le están jugando una mala pasada en cuanto a su popularidad y no estaba para muchas historias. Les diré, por si no lo saben, que ambos pertenecen al Partido Demócrata y que Denise Simmons es la primera mujer, negra y lesbiana en acceder a la alcaldía, así como Deval Patrick, gobernador, también negro, con una brillante trayectoria y elegido en 2006. La tendencia sexual la desconozco y francamente poco me importa, pero me llama la atención que en cuanto quieres saber algo al respecto de Simmons, salga a relucir de inmediato su condición de homosexual, con lo que a algo de lo más natural le estás otorgando una importancia que lo convierte en un fenómeno anormal.

A lo que iba. Una nación entera discutiendo una vez más sobre el racismo. Y no deja de ser curioso que donde se está produciendo esta polémica sea en uno de los estados supuestamente más progresistas de todos los Estados Unidos y donde se concentran las universidades más prestigiosas del mundo. Del campus de Harvard al MIT (Massachusetts Institute of Technology) puedes ver en cada acera, en cada cafetería y en cada una de las bibliotecas rostros de todo el mundo, razas para todos los gustos, indumentaria de lo más diversa y las confesiones de todo el planeta.

Han salido cintas a la luz, al más puro estilo Gürtel, en las que finalmente queda demostrado que no hubo ninguna motivación racista en la detención. Hasta el presidente tuvo que disculparse e invitar al profesor y al policía a la Casa Blanca a tomar unas cañas, unas Bud, para ser exactos en una de sus impecables puestas en escena, aunque en el momento de contarles esto acaban de suspender al policía por haber enviado un mail donde criticaba al detenido. Tenemos historia para rato, pues. Y qué me dicen de la vecina, que ha tenido que comparecer ante los medios de comunicación relatando lo sucedido el día de autos. Impresionante.

A los ojos de un español parece un hecho insólito. En España, país de acogida todavía reciente, el 70% de sus ciudadanos dice no considerarse en absoluto racista. Otra cosa es que lo pueda ser de una manera u otra, pero siete de cada diez parece tenerlo claro, aunque ignoro dónde quedaría dibujada la línea divisoria y los criterios que se establecieron. Permítanme que exprese mis dudas al respecto.

Sin embargo a muchos nos sorprende que la nación americana, país de libertades y de estimulantes contrastes, donde el sistema democrático está más que consolidado, donde multitud de sensibilidades, creencias y etnias conviven diariamente y se enriquecen permanentemente, nos ofrezca capítulos como el vivido estos días.

Que, de hecho, no hacen más que recordarnos que no hace tanto tiempo que en los estados sobre todo del sur la segregación racial era evidente y sangrante. Y eso sigue estando a flor de piel, con las heridas abiertas al aire. A pesar del color de la alcaldesa, del gobernador y del presidente de los Estados Unidos de América.

En Internacional

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados