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Fabián C. Barrio

Condenar al mensajero

Uno de los mayores problemas que encuentra Internet a la hora de penetrar en la sociedad analógica, es la incomprensión a la que se ve condenad@ por parte de los mass media. Estamos hartos de leer o escuchar "desmantelada una red de pornografía infantil por Internet" o "los narcotraficantes empleaban el correo electrónico para comunicarse". Si, constantemente, el mundo no-digital, que no sabe qué hace esa gente tantas horas pegada a la pantalla, recibe informaciones de ese tipo, lo más normal es que crea que hay algo perverso y pecaminoso en la Red. Y no es así.

Internet es, hasta la fecha, el mejor medio de comunicación que existe. Une a las personas, ayuda a compartir ideas, a construir y a crecer. Rompe barreras de aislamiento, y desmantela complejos de muchas personas. Señalar que los malhechores emplean Internet para cometer sus fechorías es como apuntar que, por ejemplo, los narcotraficantes emplean las carreteras para trasladar la droga en sus furgonetas, o los pederastas el paquete postal para enviarse videos. Incidir en ello tan sólo contribuye a hacer más opaco el mundo de los internautas, y a manchar su reputación. Internet es la comunicación en esencia. El problema radica en las personas, en las ideas que se transmiten. La herramienta para transmitirlas es, sencillamente, maravillosa.

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