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Fabián C. Barrio

La truculencia cotidiana

Una de las características más peligrosas y atractivas de la Red es que todo hijo de vecino puede asomarse al balcón y, cual orador de Hyde Park, dirigirse a las multitudes. Así, Internet ha parido de sus entrañas sitios tan repugnantes como Rotten.com (un panfleto vomitivo que exhibe en sus páginas torturas, cadáveres e imágenes degradantes en general), o tan ocurrentes como Lockergnome (una revista digital publicada por Chris Pirillo, la viva imágen del "nerd" de nueva generación). Y personas de otro modo anónimas han logrado mover a multitudes simplemente exhibiendo su vida. Por ejemplo, Jenny y su cámara, la primera internauta en mostrar su existencia sin tapujos, en tiempo real, a quien quisiera espiarla a través del ojo digital.

La vida está en la Red, incluso más cruda en su vertiente cibernética que en la real. Hace poco más de un año, surgió la polémica porque una pareja de post-adolescentes querían enseñar al mundo cómo se desarrollaba "su primera vez" en el website OurFirstTime.com (luego resultó ser una estratagema para hacerse con una buena cantidad de dinero). Ya se han retransmitido con éxito partos online. Si el principio de la vida ya ha llenado therabytes de información... ¿a quién extraña que la muerte irrumpa con fuerza en este puñado de bits?.