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Federico Jiménez Losantos

Aznar y de Palacio: lo que va de Sadam a Fidel Castro

Repetidamente hemos publicado en Libertad Digital, desde su fundación, noticias terribles sobre la implacable represión que reina en Cuba, incluída la sección permanente que en nuestro periódico lleva Víctor Llano. Repetidamente publicamos comentarios y editoriales instando a la izquierda española a salir de su esquizofrénica complacencia con el dictador más longevo de América mientras hacen aspavientos a propósito de Pinochet y también pidiendo al Gobierno del PP que cambie de postura con respecto a la dictadura comunista que padece la Isla, especialmente en lo que se refiere al auxilio de los disidentes. Seguiremos informando y opinando en la misma dirección todo el tiempo que dure la represión, es decir, hasta que caiga la dictadura, pero debemos constatar con tristeza que si el comportamiento de la izquierda con los cubanos que luchan por la libertad es criminoso, el de la derecha empieza a ser criminal.

Cadena perpetua en las terroríficas ergástulas de Fidel Castro es el horizonte penal de los casi ochenta disidentes que van a ser linchados próximamente por la tiranía en un tribunal donde los que se deberían sentar en el banquillo, y algún día se sentarán, no son los acusados sino los jueces y fiscales, carniceros togados. Cadena perpetua y ni un gesto por parte del Gobierno español, salvo remitir a Europa una condena retórica, otra más, del régimen castrista, que las colecciona. Además, desde la embajada en La Habana y desde el Ministerio del Interior en Madrid sigue se obstaculizando, y a menudo negándoles el paso, a los que huyen del paraíso carcelario de Castro, que son remitidos de nuevo a La Habana, camino de la cárcel.

Que no nos vengan Aznar y Ana de Palacio con más defensas de la libertad de los iraquíes mientras sigan demostrando que les importa muy poco la de los cubanos. Y esperemos que Ángel Acebes, que pasa por liberal y hombre de bien, no siga funcionando como un miembro más de este Gobierno y de los anteriores, es decir, colaborando con Castro por acción o por omisión. Menos Bagdad y más La Habana. O, por lo menos, lo mismo.

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