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Federico Jiménez Losantos

Bagdalona retrata al Supremo en su sentencia y a Sánchez en su impotencia

Lo que los facinerosos que mandan en Cataluña buscan es demostrar que ni Sánchez ni Iceta van a poder vender la “pacificación” de una Cataluña que, como Irak, han hecho pedazos, y de una Bagdad, convertida en Bagdalona, que seguirá ardiendo.

Tras esta segunda Semana Trágica catalana, con menos víctimas pero más imágenes que la de hace un siglo, el saldo policial es malo; el político, peor, y el judicial, funeral. Nunca una sentencia por unanimidad ha sido tan unánimemente desmentida por la realidad, nunca los sueños de la izquierda judicial han despertado tan de golpe, del Golpe negado; y, encima, con la desagradable sensación de haber mojado la cama. Pero ahí está el manchón.

Supremo Desprestigio

El Estado, en la parte esencial del Poder Judicial, está totalmente desprestigiado ante la opinión pública, justo por las esperanzas que el teatro de garantías del Supremo concitó. Los escribas quitamanchas de Los Siete Maléficos -o sea, como los Cinco Magníficos del Zaragoza, pero al revés- se refugian, tras análisis tan demoledores como los de Jorge de Esteban e Ignacio Gordillo, en la minuciosa argumentación que desmonta el intento de la abogacía golpista ante Estrasburgo de anular el juicio por falta de garantías. Pero esas sentencias son sólo indicativas, y, en lo que se refiere a la imagen exterior de España, los racistas progres europeos van a seguir rindiendo culto a la Leyenda Negra, como su miserable prensa demuestra. Y nada, nada compensará el desprestigio de su Justicia ante los españoles.

Diríase que para que la UE no absuelva de derecho -y repito: sólo indicativamente-, a los golpistas de Cataluña, el Supremo los ha absuelto de hecho, mintiendo retorcidamente a los españoles al calificar la rebelión que vimos todos como una mera ensoñación y asegurándose de que la pena de sedición se diluirá, dejando su cumplimiento en manos de los condenados. La negativa a la rebelión se acompaña de la negativa a la Fiscalía que pidió que los golpistas cumplieran, al menos, la mitad de la pena. Una vergüenza.

"No digas que fue un sueño", Luciano

Kavafis, en El Dios abandona a Antonio, canto al trágico final de Marco Antonio y Cleopatra, pide al romano que abandona la batalla cuando el barco de ella huye a Alejandría, que asuma como gloria su derrota y sepa convertir su final en leyenda, venciendo estéticamente su condición mortal:

Dile adiós a ella, a la Alejandría que se va.

Y, sobre todo, no te engañes, no digas

que fue un sueño, que fue error de tu oído.

Nunca aceptes tan vanas esperanzas.

Como dispuesto desde siempre, como un valiente,

como a ti corresponde, que de tal ciudad has sido digno,

acércate con entereza a la ventana

y oye con emoción, pero no

con súplicas y quejas de cobarde,

como un último goce, los acordes

los excelsos instrumentos del glorioso cortejo,

y dile adiós a ella, a la Alejandría que así pierdes.

Zaragoza u otro fiscal del Supremo podría hoy parodiar a Kavafis:

No digas que fue un sueño, tú, Luciano,

que, sin ser El Apóstata, apostataste

de tu sagrada magistratura.

Tú, aunque no sólo tú, traicionaste a Alejandría,

hoy bajo el fuego de los bárbaros. No lo encendió

tu sola cobardía, no lo apagará vuestro valor tardío;

arderán como la yesca tu toga y tu pasado,

y arderá el futuro de cuantos te acompañaron

en ese sueño fingido. No podrás despedirte

de una Alejandría en llamas. Ni sus cenizas

podrán oírte, ni su recuerdo sabrá perdonarte.

Contra lo que dijo campanudamente Sánchez y festejó Rivera, con esta Sentencia unánime y ya exánime ni ha terminado un ciclo, ni han ganado los buenos. El Rey, tras la Sentencia, ha debido retirarse a una efeméride dinástica. En la Oposición, aparece Vox como partido, Cayetana como PP, y Rivera como Cs. Nunca juntos. Ni un entierro los movería.

Propaganda paragolpista

En cuanto al Gobierno, la mano que ha mecido la cuna y cavado la sepultura del Supremo, supera ya la ineficacia, teóricamente inalcanzable, de Rajoy. El Inánime usaba a Soraya como miniyó. Sánchez no delega, y si lo hace en Calvo, es peor. No puede reprimir su amor al foco, y el foco lo quema. Es tan estrepitoso que resulta indecoroso.

Pueden competir en propaganda paragolpista La Sexta, el clan de los Griso, el Socorro Rojo de TVE y la Izquierda zombi. Cuanto más insisten en diferenciar la media manifestación supuestamente pacífica de la media clamorosamente violenta, más queda en evidencia la parálisis del Gobierno. Si los violentos son tan pocos, ¿por qué no los disuelve el Gobierno? ¿Por qué no llama la ferrerada a destruir sus guaridas, en vez de representarlos? García Castellón ha ordenado el cierre de todos los dominios al servicio del Tsunami Guardiolo, que es el Golpe de toda la vida. Pero la propaganda más eficaz del golpismo la hacen la cadena creada por Roures y sus émulos en Barcelona y Madrid. El Duopolio A3/Mediaset, TV3 y el Grupo Godó. Y las radios golpistas, que en Cataluña son casi todas. Y medio Internet.

Torra, tras quemar Barcelona, llama a negociar a Sánchez

Sin embargo, cuando de cafres políticos se trata, nada supera nunca la constatación de su brutalidad tribal. Sin extinguir aún las llamas de estos días atroces, sin limpiar todavía la escombrera en que se han convertido las ciudades catalanas, Torra, representante del Estado y, a la vez, de los CDR y otros enemigos del Estado, ha instado a negociar "sin condiciones" al Gobierno de Sánchez, ese estafermo a cuyo lado Frankenstein era Nureyev.

La condición brutal del golpismo catalán se ve en su incapacidad de separar a los mafiosos que rompen por la noche los cristales de la tienda y los que, en la mañana siguiente, acuden a cobrar la "protección" al tendero, si no quiere que arda la tienda. Esa ha sido la base del negocio separatista vasco: la ETA desnucaba árboles y el PNV recogía las nueces en Madrid. Torra es a la vez matón y recaudador. Y Sánchez tiene que elegir entre ser extorsionado en Madrid y humillado en Barcelona, o viceversa. Digo Sánchez y no España, por piedad nacional. Lo que los facinerosos que mandan en Cataluña buscan es demostrar que ni Sánchez ni Iceta van a poder vender la "pacificación" de una Cataluña que, como Irak, han hecho pedazos, y de una Bagdad, convertida en Bagdalona, que seguirá ardiendo.

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