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Aunque aparentemente Rosa Aguilar haya perdido la batalla de Andalucía, sus eufóricas declaraciones acerca del futuro de Izquierda Unida bajo una nueva dirección certifican que ese futuro se apellida Llamazares. Por uno de esos chistes semánticos a los que desde el "Sábado Santo Rojo" nos tiene acostumbrados el PCE, después del Califa Rojo -Anguita- y tras el breve interregno del Barón del Llobregat -Frutos- parece llegado el momento del Rey Gaspar -Llamazares-, a quien Aguilar y cuantos le secundan ven realmente como a un Rey Mago que traerá de Oriente infinidad de regalos, léase votos.

Poco a poco, en una estrategia que recuerda a la de Rodríguez Zapatero en el PSOE, el dirigente asturiano ha sabido ganar para su causa a líderes nacionales y regionales que en el pasado aún reciente no lo podían ni ver: Anguita, Rejón, Aguilar... Aparte de su rival Francisco Frutos, que ha sido el gran derrotado en las elecciones a delegados celebradas en los últimos días, sólo le han fallado algunos apoyos en Asturias, pero era previsible: no hay peor cuña que la de la misma madera. Lo difícil era ganar o conseguir un buen resultado en Andalucía, casi un tercio de los delegados del próximo congreso de IU, y eso lo ha logrado con creces. Ahora hay que acabar de contar votos y delegados, y probablemente esta misma semana se anunciará el próximo Coordinador General de Izquierda Unida.

¿Va a conseguir también Llamazares una apariencia de unidad para el relanzamiento de unas siglas dramáticamente cuarteadas por las divisiones, los rencores y la falta de presupuesto? Sólo en parte dependerá de él. Quien debe decidir si se integra en una lista única con su rival y sucesor al frente es el propio Francisco Frutos. Y aunque en estos casos el acuerdo suele depender de la capacidad de colocar a los peones y apoyos del perdedor, la situación interna y externa de IU hace que puedan ofrecerse muy pocas canonjías, prebendas y cargos de nómina. Probablemente, lo único que va a jugar un papel decisivo en el comportamiento del derrotado es el orgullo herido. Según haya quedado de maltratada su vanidad, Frutos accederá a levantar el brazo del vencedor o se trabará con él en el centro del ring para tratar de darle la vuelta al combate en el último asalto. En todo caso, a los puntos, el vencedor parece claro.

Quizás el mismo factor burocrático que ha retrasado y dificultado enormemente el acceso al poder en IU de Llamazares, sea ahora su principal aliado. Si ha sido la ciclópea voluntad de aferrarse a los cargos por parte de la "vieja guardia" lo que llevó a Frutos a la secretaría general y a la candidatura de las Generales, ese inmovilismo patológico puede ahora forzar a Frutos a respaldar con una sonrisa al candidato vencedor aceptando las migajas de su generosidad. Disciplina se llama esa figura.

Es muy probable que también en IU se haya producido un fenómeno similar al del PSOE, con las bases, menguadas y humilladas, forzando una renovación que los "apparatchiki" del Partido se han negado a hacer cuando hacía falta. Y, como en el PSOE, quizás sería éste el momento idóneo para que toda una generación de dirigentes del PCE e IU se retirase de la política. No parece, sin embargo, que vaya a sonar esa flauta. Ni por casualidad.

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