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Federico Jiménez Losantos

Dos tardes de economía y una noche de política

Cuanto más explica Zapatero el pacto de los hermanos Maragall con los separatistas de ERC, peor se lo pone a su partido, y a sí mismo como candidato a la Moncloa. Algunas de sus declaraciones producen cierta lástima intelectual, como esa de que el nuevo modelo de financiación autonómica no es el del cupo vasco, como nos habían explicado, sin duda por ignorancia, los que han firmado el acuerdo de Gobierno. Los que no han tenido ocasión de aprender economía en dos tardes, como Zapatero bajo la batuta de Jordi Sevilla, entenderán con dificultad qué es eso de “pagar por renta y recibir por población”. Uno pensaba, en su ignorancia, que siempre se pagaba por renta y se recibía por población, o que pagaba toda la población y se repartía según la renta. Pero eso son nociones antiguas, de la cuenta de la vieja, muy anteriores al federalismo asimétrico de Maragall. Así que, a fin de no extraviarnos en la sabiduría económica zapateril, le pediríamos modestamente que nos aclarase un par de cosas: ¿esa nueva fórmula significa que Cataluña va a aportar más que ahora al conjunto de España y hemos entendido mal a Carod cuando decía que quería aportar menos? Y otra pregunta: ¿Van a adoptar Andalucía, La Mancha, Asturias y Extremadura una fórmula tan progresista en materia fiscal? ¿También va a defender Ibarra esa fórmula de pagar por renta y recibir por población?
 
Pero mientras Zapatero nos explica en un par de tardes la doctrina económica del PSOE para este año o el que viene, convendría que nos aclarase la noche política que nos ha caído encima al oírle eso de que “Cataluña esté en el puesto de mando del destino de nuestro país”. Teniendo en cuenta que de esa Cataluña el Secretario General del PSOE (y Traductor General del PSC) excluye al PP y a CiU, sin duda porque no encajan en la “sensibilidad plural de Cataluña” que define al nuevo Gobierno, y dado que todavía desconocemos si desde ese “puesto de mando” Carod y Maragall van a llevar a todas las instituciones del Estado a asumir, por ejemplo, el Plan Ibarreche, que tanto le gusta a ERC, le pediríamos a Zapatero un poco más de claridad. Porque si “el destino de nuestro país” está en manos de esa pareja de oportunistas de izquierdas, unos venidos arriba y otros venidos abajo, muchos pensarán que nuestro destino pinta fatal. No tanto como si, además, les acompañara Zapatero desde la Moncloa pilotando –solo o en compañía de otros– la “nave del Estado”, metáfora que tanto le gustaba a Franco cuando estaba en el “puente de mando” del destino de nuestro país. Con Carod y Maragall en el “puesto de mando” ya tenemos bastante. Añadirles a Zapatero sería francamente excesivo.
 

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