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Federico Jiménez Losantos

Carmena y Errejón pueden decidir la Desvestidura

Sánchez activará el partido de Errejón, con Carmena como candidata presidencial, si Podemos no se humilla más inútilmente y acepta ir a las urnas.

Sánchez activará el partido de Errejón, con Carmena como candidata presidencial, si Podemos no se humilla más inútilmente y acepta ir a las urnas.
Íñigo Errejón y Manuela Carmena en una imagen de archivo. | EFE

Para cualquier estudioso del Comunismo es apasionante observar el laberinto de pasiones, disimulos, hipotecas y mangancias que atraviesan Pablo Iglesias y su medio zumo de naranja. Pero antes de tomarlos a broma, recordemos que ese partido totalitario estuvo hace tres años a punto de llegar al poder, y lo hubiera hecho si enarbola la bandera nacional contra las burguesías nacionalistas en vez de sumarse al totalitarismo separatista y antiespañol. Pero ojo: aquel Podemos tiene medio cuerpo fuera y vivo, es el de Carmena y Errejón, e intuyo que las encuestas del PSOE sobre sus expectativas de voto decidirán la Investidura. De momento, Desvestidura.

Sánchez marea la perdiz podemita

Llevamos dos meses de parálisis política por parte del candidato a la Presidencia, que, por desgracia, es Presidente en funciones. Las alternativas matemáticas para formar mayoría que las urnas arrojaron en las Generales son sólo tres: mayoría absoluta con el PP, con Ciudadanos o una mayoría frankenstein con Podemos y el zurriburri nacionalista, hijotarra y golpista que urdió la moción contra el Tío del Bolso. Hasta ahora, todo lo que ha hecho el PSOE se encamina a este Frente Popular Separatista: Navarra, Barcelona, Aragón, Comunidad Valenciana, Canarias, Baleares y País Vasco, como ya dejaba adivinar la línea separatista-comunista de la Mesa del Congreso, presidida por dos antiespañoles rabiosos: Batet y Pisarello.

El problema es que esta es una mayoría con tantos partidos y tantas cuentas pendientes con la Justicia, sobre todo en el ámbito catalán, que no puede ser ni estable, ni pacífica ni duradera. Y como lo único de lo que no cabe dudar es de que Falconetti hará lo que sea para seguir en Moncloa, si quisiera una legislatura asegurada por cuatro años habría ofrecido un pacto a C´s y, en segunda instancia, al PP, rompiendo, claro, con el separatismo. Si no lo ha hecho es porque no quiere. Si después de tropezar con Podemos no se vuelve a Ciudadanos, ya no lo hará. Al menos, en esta legislatura.

Pero un Gobierno con los comunistas, al servicio del separatismo y con la ETA como vigía político es cualquier cosa menos presentable en Europa y fiable en España. Y como dado el mapa político post-bipartidista que se dibujó hace cuatro años, no es previsible una mayoría absoluta de ningún partido, lo único que intenta Sánchez es prorrogar esta interinidad mientras prepara unas elecciones de las que salga reforzado frente a los suyos, sobre todo los comunistas de Pablo Iglesias, que son el grupo mayor.

Iglesias defiende su liderazgo

El paripé de Sánchez ofreciendo y negando a Iglesias ministerios sin ministros y ministros que no sean de su partido, sólo se explica por ese afán de desgastar al que, de todos modos, ve como socio preferente y de futuro. Le favorece la triple debilidad de ese socio: por su caída electoral, por el desgaste de Iglesias y, sobre todo, porque tiene una bala en la recámara: el partido de Errejón, con Carmena como candidata presidencial, que activará si Podemos no se humilla más inútilmente y acepta ir de nuevo a las urnas.

Aparentemente, Sánchez lo tiene todo a su favor para que Iglesias lo apoye a cambio de nada: no teme ir a elecciones, por las buenas encuestas y porque es un aventurero de la política; y si va, está seguro de que Podemos bajará y él subirá. En teoría, pues, los comunistas sólo pueden perder… o perder. Sin embargo, al humillarlo tanto, y despreciarlo cuando él mismo se humilla, le ha dado úna salida, la única que tenía y activó el viernes: apelar a sus bases con el mismo argumento de Vox: la dignidad de sus votantes, despreciados por el grandote del colegio. Se supone que esos votantes son los mismos y tienen la misma dignidad que cuando Iglesias acudía una y otra vez a la Moncloa y se negaba a explicar públicamente, empezando por esas bases a las que ahora apela, lo tratado con Sánchez. De ahí el enfado de Teresa Rodríguez y los anticapis ante esa encuesta digna de Tezanos.

Hace tres años, cuando Podemos era un peligro político nacional y no una pandilla de vividores a la caza de cargos y sueldos públicos, esa encuesta hubiera sido menos grosera, pero la función habría sido la misma: reforzar la posición del partido ante el órdago de Sánchez y presentarse en la Investidura con un mandato de las bases: o entrada digna en el Gobierno o noesnó. Y a votar de nuevo. ¿Tiene otra salida Iglesias? Yo creo que no.

De "asaltar los cielos" a "asaltar los sueldos"

Para entender este movimiento aparentemente suicida o, al menos, perjudicial, hay que explicar la naturaleza de los partidos comunistas y de su liderazgo, donde no cabe más sutileza que la calumnia ni más alternativa que el piolet. Si Iglesias aceptara su condición de apestado para entrar en un Gobierno de izquierdas, estaría perdiendo la dirección de Podemos como partido y también como agencia de colocación. Resulta que aquella Juventud sin futuro ha pasado de Asaltar los cielos a Asaltar los sueldos. Y si Iglesias no puede garantizarse el suyo, apostarán más decididamente por Errejón, que tiene el visto bueno del PSOE y de la jauría mediática progre.

En última instancia, ¿qué tiene que perder Iglesias en unas nuevas elecciones? ¿La mitad de los escaños? Sería la segunda vez, pero ya se ha comprobado que dentro del partido no existe alternativa a la feliz pareja. De hecho, el maltrato de Sánchez a Iglesias refuerza el vínculo sectario de Podemos y lo blinda ante las elecciones. Teresa Rodríguez dice que esta consulta es "un insulto a la inteligencia". Pero no más que su alternativa: un programa de gobierno social-comunista que exigiría unos Presupuestos inaceptables para la UE. Y aunque resulte increíble, Sánchez ya está ahí.

Los Iglesias y la sucesión de Iglesias

Si de 42 escaños pasara a 21, Iglesias seguiría siendo el socio mayor con que contaría Sánchez, incluso si el PSOE heredase los que perdiera el otro. Su posición negociadora sería más fuerte, pero seguiría dependiendo de un Iglesias que se aferraría al liderazgo vía consorte. Puede renunciar al liderazgo a cambio de que lo heredase su señora y que la hagan ministra. Pero como se vio en su ausencia por patermaternidad, el líder es el que es. Y la alternativa exterior de Errejón y la interior de Teresa Rodríguez harían pedazos el espacio podemita. Si se fuera y lo sustituyese Irene Montero la acusación de ventriloquía favorecería a la oposición de fuera y la de dentro. Sólo si pensaran en irse los dos tendría alguna lógica rendirse ante Sánchez. Pero ¿por cuánto tiempo? ¿Cuánto puede durar un Gobierno Frankenstein? Deberían tener ya pagada Villa Tinaja y acciones de Pedevesa en Moscú. Y aun así, lo normal es que resistan lo que puedan. Y creo que pueden resistir.

Eso nos aboca a una investidura que será desvestidura. Pero también a un escenario que, cambiando la correlación de fuerzas en las Izquierdas, no será demasiado distinto al actual. Y ya dictada la sentencia contra los golpistas del 1-O, que se anuncia entre el 11S y el 1-O, una entrada de Podemos en el próximo Gobierno desestabilizaría todas las instituciones. No es posible saber, porque vive en la ocurrencia, la improvisación y el descaro, si Sánchez se dispone a poner rumbo a la III República o quiere disfrutar del Poder sin demasiados sobresaltos, en cuyo caso debería cambiar la oferta de Gobierno de la Izquierda a la Derecha: Cs y/o PP.

La macroencuesta que decidiría a Sánchez

Todo dependerá de lo que salga en las urnas. Y lo único que puede cambiar la situación de empate infinito con dos bloques inamovibles es que se presente, respaldado por el PSOE, el partido de Errejón, que volvería ser el de Carmena. La parte positiva para la Izquierda es que podría movilizar un voto harto del teatro negociador de Iglesias y Sánchez y que podría abstenerse. Otra ventaja es que se presentaría como socio ministrable del PSOE, a diferencia de Podemos. Sin embargo, hay tres problemas: que su papel de marioneta del PSOE no le deje conseguir más votos que Iglesias, que le quite a Podemos unos votos que en principio irían a Sánchez, y que, al introducir un tercer factor en el campo de la Izquierda, anule la ventaja frente a los tres de la Derecha, y que el reparto final de escaños quede a merced de los restos de la Ley D´Hondt. Si Vox se hunde, el PP se dispara y C´s se mantiene, aunque a la baja, la ventaja de Sánchez desaparecerá.

Así las cosas, parece que sólo una macroencuesta, que deje claras las posibilidades electorales del partido errejo-carmenita -y su efecto en los restos provinciales- decidirá si Sánchez apuesta porque Errejón lo haga presidente o va a otra guerra de desgaste con Iglesias. Y adecuadamente filtrada, la encuesta sería el último intento de chantaje a Podemos. Pese a todo, veo a Iglesias resistiendo. Y a Sánchez, camino de la Desvestidura.

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