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Federico Jiménez Losantos

¿Es fiable Zapatero como aliado?

si la confianza en la Izquierda nunca debe ser absoluta, confiar en Zapatero es como jugar a la lotería. O a la ruleta rusa. La deriva antinacional que ha tomado para mantenerse en el Poder acredita una amoralidad que impide cualquier confianza

Para los que defendemos la unidad de la nación y la continuidad del régimen constitucional, inseparable de la continuidad de España, es relativamente reconfortante el optimismo de Mariano Rajoy tras su entrevista con Zapatero en la Moncloa. Reconfortante porque, tras el horrendo espectáculo de sumisión ante Ibarreche, todo lo que sea sensatez y seriedad nos parece bueno, y Rajoy representa esos valores. Pero es un confort muy relativo, porque si la confianza en la Izquierda nunca debe ser absoluta, confiar en Zapatero es como jugar a la lotería. O a la ruleta rusa. La deriva antinacional que ha tomado para mantenerse en el Poder acredita una amoralidad que impide cualquier confianza. El sectarismo atroz que sigue exhibiendo su Gobierno obliga a la máxima cautela. Todavía más a un político de natural cauteloso como el Presidente del PP.
 
No dudamos de que cuando Rajoy dice que Zapatero ha mostrado su acuerdo con las propuestas del líder de la Derecha española, no inventa nada. Tampoco dudamos de que a Zapatero le conviene mitigar su escandaloso fracaso ante Ibarreche sonriéndole al PP y diciendo que van a colaborar mucho en la defensa de la Nación y de la Constitución. El problema es que mientras sus aliados estratégicos sean Maragall y Carod y mientras su propósito en el País Vasco sea distanciarse del PP y colaborar con el PNV y su luctuosa compañía en la marginación del primer partido español, es imposible creer en la seriedad de sus promesas. Porque Zapatero es de por sí muy poco sincero y porque su escuálida y desestabilizadora mayoría se sustenta en arenas movedizas. ¿Es fiable ZP? Para el PP, evidente y lamentablemente, no.
 
Eso, sin olvidar la frase que, con diferentes variantes, suele atribuirse a Napoleón: cuando quiero dejar que algo se paralice, nombro una comisión.

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