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Federico Jiménez Losantos

España 2017: La maldición de los Piqué

La "prueba del algodón" del sometimiento al nacionalismo de los catalanes no nacionalistas es que dejan de reclamar la escolarización en español en todos los centros de enseñanza.

La "prueba del algodón" del sometimiento al nacionalismo de los catalanes no nacionalistas es que dejan de reclamar la escolarización en español en todos los centros de enseñanza.
Gerard Piqué y Josep Piqué | Libertad Digital

Antes de que se inventara el tuit, Augusto Monterroso escribió su genial microcuento: "Y cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí". Pero sin llegar a guatemalteco, Premio Príncipe de Cebrián o Princesa de Prisa, cualquier español medianamente instruido -o sea, por debajo de Albiac, Escohotado o Trevijano y por encima de Sánchez Mato, Pablo y su Troncojín- habrá tropezado este Año Nuevo con dos manifestaciones -o la misma con dos caras- que prueban el ERPC, es decir, el Eterno Retorno del Problema Catalán.

Se trata de los dos Piqué: el del Barça, Piqué I o 'Escupiqué', que se queja después de perder un partido en el que el otro acabó con nueve, de que los árbitros favorecen al Madrid y Piqué II, ministro Portavoz del Gobierno Aznar y hoy ánima pensante y dubitante del Círculo Ecuestre, del Fomento del Foment y de la Coral Separata del Conde de Godó, que dice que 'Madrit' debe hacer política con Piqué I. O sea, que el 'Farça' sigue en el negocio de la queja, y el Catapuente Aéreo en que hay que pagar al que se queja.

Siempre, naturalmente, que el que se queje sea catalán y separatista. Si es aragonés o leonés, que le den, o sea, que no le den ni la hora, porque ni es nacionalidad histórica ni nada. Y si es catalán pero antinacionalista, unionista o simplemente del RCD Español antes de rebautizarse Espanyol P. S. (Perdó, Si us plau), que no le den ni la palabra, porque representa a Cataluña, con ñ de España, y no a Catalunya, con ny de Penya Piquenya, que es con la que hay que hablar. Sólo faltaría que el Gobierno de España hablara con los catalanes que, pese a la campaña totalitaria más despótica que ha vivido Europa desde la Guerra de los Balcanes, sigue negándose a odiar a los españoles y a España, la nación de la que se siente arte y parte.

La lengua no es importante, dice Piqué II

En la entrevista con Emilia Landaluce que publicaba ayer El Mundo, el segundo de los Dos Piqué o Cara B de la Misma Caradura decía que la culpa de que en Cataluña no se cumpla la Ley, se cisquen en el Estado, se forren gracias al FLA que Montoro les regala tras saquearnos y lloren por lo oprimidos que están, siendo tan ricos, por los pobres españoles es del Gobierno de Madrid, mejor dicho, de todos los gobiernos de todos los madrides, incluidos los que tuvieron la fortuna de contar con él, porque no han hecho más pedagogía, que es como llama el piquetismo a la penitencia.

Es verdad que luego, olvidando cuando brindaba con champán con el Tripartito, recuerda que todo viene del Pacto del Tinell que trató de borrar de la democracia al PP, pero de esa fechoría perpetrada conjuntamente por todos los nacionalistas no saca la conclusión de que haya que combatirlos, sino, por el contrario, comprenderlos; hacerse perdonar, hasta el día en que sea normal encontrar en la directiva del FC Barcelona a un dirigente del PP y ser invitado a la paella separatista de Can Rahola como cualquier Rufián.

Naturalmente, el arma que el nacionalismo ha utilizado para segregar de la vida pública a todos los que no comulguen con el odio a España es la imposición del catalán como lengua vehicular en la enseñanza y en toda la vida pública. Para ello se han empleado toda clase de atropellos, desde el atentado a la campaña injuriosa, desde el despido a la marginación social. Pero resulta que eso en lo que insisten los nacionalistas desde hace cuarenta años, sobre todo desde que Pujol llegó al poder en 1980, no es importante. Lo importante no es la lengua, dice Piqué II, sino los contenidos en la educación.

¿Le parece poco contenido a don Josep no poder escolarizarse en la lengua materna? A los nacionalistas y a los que no lo éramos, allá por la Transición, nos parecía tan importante el cumplimiento de la famosa resolución de la Unesco que considerábamos esencial para la normalización que los niños catalanes se escolarizasen en su lengua materna. Pero resulta que los niños catalanes tienen dos lenguas maternas (aparte del árabe, que como el aranés, seguramente goza de especial respeto y protección) y que en una de ellas, la española, la que tenemos en común los españoles y 450 millones más, no sólo está prohibido dar clase sino rotular los comercios. ¿Y es ese atropello a todos los derechos, humanos y constitucionales, culpa de los gobiernos Madrid y de los políticos no catalanes o de la miserable y abyecta política separatista de atropello a todas las libertades para imponer lo que padece Cataluña desde hace décadas: una dictadura nacionalista?

La prueba del algodón de la sumisión

La "prueba del algodón" del sometimiento al nacionalismo de los catalanes no nacionalistas es que, en un momento dado, dejan de reclamar la escolarización en español, el bilingüismo real en todos los centros de enseñanza. Y en eso coinciden ahora desde Jorge Fernández Díaz a Inés Arrimadas, el que vino después de Piqué y la que aspira a sucederle. O sea, lo que era de temer que nos sucediera a los españoles en Cataluña: ni Piqué I deja la Liga ni Piqué II deja de pedir comprensión arbitral.

El Año Nuevo empieza, pues, como acabó el Año Viejo, y el de antes y el de antes, y así desde que otro Josep dejó la política. Se llamaba Tarradellas. Y antes de retirarse anunció la Dictadura Blanca de Pujol. En ella estamos, y no sólo en Cataluña. Toda España la viene padeciendo, con menoscabo de nuestras libertades y mengua de nuestra prosperidad. Por desgracia, hay infinitos Piqués (I, II, III…) empeñados en mantenerla. Y el Dinosaurio Jordi sigue ahí.

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