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Federico Jiménez Losantos

ETA se disuelve porque ya no hace falta

Ni en los peores tiempos de la ETA, España ha estado tan sometida a la violencia intimidatoria del separatismo en tantas regiones.

Es natural que la enésima noticia de la disolución de la ETA haya pasado inadvertida, cosechando incluso algunos coscorrones mediáticos. No seguir hoy la moda jeremíaca del separatismo es como gritar sin voz. ¡A quién se le ocurre pedir sólo un poco de perdón a los que mataron por error! Que el conductor beodo alegue buena fe tras atropellar doce niños en un paso cebra ya no cuela en unos medios que piden teatralizaciones convincentes, hipocresías más ensayadas. Pero, sobre todo, ¿quién va a prestar atención a esa supuesta disolución cuando el terror separatista es más fuerte que nunca?

La etasunización de Navarra, Baleares, Comunidad Valenciana y Cataluña

En su extraordinaria crónica del juicio a los linchadores de Alsasua -oficialmente apoyados por el Gobierno navarro y agasajados en las Cortes por la horda podemita, con el clásico y cejijunto permiso de Ana Pastor, que sólo finge severidad tras permitir la fechoría, escribía ayer en El Mundo Cayetana Álvarez de Toledo:

"La exhibición de lazos amarillos en la fachada de una consejería es más grave que el sabotaje de una autopista por parte de un comando de los CDR. El linchamiento sistemático de los no nacionalistas en TV3 es peor que el puñetazo que pueda propinar un partidario de la CUP. La implicación de los mandos de la Policía autonómica en una revolución contra-constitucional es más peligrosa que la existencia de grupúsculos con reminiscencias o incluso tentaciones terroristas. Y la presencia de un Gobierno autonómico en una manifestación de apoyo a los autores de una paliza xenófoba hace más daño que la paliza en sí. Cuando la libertad de expresión degenera en libertad de intimidación, cuando las fuerzas de seguridad se convierten en fuente de inseguridad, cuando el propio poder te dice con quién está y que cuidadito con plantar cara o incluso con resistir, la democracia pasa de juez a víctima."

Y es que nunca, ni en los peores tiempos de la ETA, España ha estado tan sometida a la violencia intimidatoria del separatismo en tantas regiones y bajo tantos gobiernos regionales, mucho más peligrosos que los terroristas callejeros. Con el permiso ni siquiera cejijunto sino cejilelo, cejiciego y cejimudo de Rajoy, Soraya y la cejimema pandilla de abobados del Estado, no hay un solo día en el que cinco comunidades autónomas no den motivos sobrados para su inmediata intervención, aplicando de verdad el artículo 155. Navarra ha sido entregada a la ETA, a través del PNV; el País Vasco, al PNV, contando con la ETA; Baleares y la Comunidad Valenciana, al golpismo catalán, a través del PSOE; y Cataluña, devuelta a los golpistas del 1-O, a los que, con la ayuda de Alemania, trata de rescatar de los jueces en los que había delegado la defensa del Orden Constitucional y ahora estorban su plan de devolver cuanto antes la Generalidad a un "candidato limpio", naturalmente golpista.

El golpismo catalán, más allá de Cataluña

Mientras, en Cataluña, los CDR campan a sus anchas; los Mozos de Escuadra legalistas pasan a la clandestinidad porque Zoido prefiere jefes que acrediten veteranía y experiencia en insultar a España y los españoles; los medios golpistas -empezando por TV3, Godó y El Periódico de Soraya, siguen siendo subvencionados por el Gobierno del 155, que también se sigue negando a publicar las grabaciones de un centenar de policías heridos el 1 de Octubre, porque no quiere molestar a Merkel aunque apoye a Puigdemont.

En Baleares y la Comunidad Valenciana, calcando el modelo golpista de Cataluña, no hay un solo día en el que los gobiernos regionales social-catalanistas no atropellen los derechos civiles de la ciudadanía, con la lengua como arma de marginación y exclusión social en todos los ámbitos de la vida pública, de la educación a los concursos públicos. Y el Gobierno, calla; hasta cuando en Valencia el heroico PP de Isabel Bonig le implora que haga algo.

Las ruedas de prensa de Méndez de Vigo se han convertido en un agravio semanal a la ciudadanía en general y, en particular, a cuantos le creyeron cuando dijo que el Gobierno garantizaría la libertad de lección de lengua vehicular en la enseñanza en toda España. No es que finalmente y sin explicarse se haya negado a garantizar nada en Cataluña. Es que no garantiza nada en ningún sitio y se niega incluso a comentar tan desagradable asunto. Y la Oposición está feliz, ya que socialistas y comunistas son los grandes responsables del desastre educativo que se está imponiendo a toda velocidad.

La violencia contra los jueces

Hace mucho, casi desde el principio y estoy harto de denunciarlo, que en la propia Audiencia Nacional, el estúpido garantismo progre se convirtió en permiso para agraviar sádicamente a las víctimas. La insensibilidad al respecto de jueces y fiscales es pavorosa y el Supremo empieza a padecer sus efectos. El juicio de Alsasua ha permitido ver a unos jueces permitiendo a los abogados del terror infligir más castigo, por no decir repatear, en la sala, a las que lincharon en la calle. Álvarez de Toledo citaba en su crónica la frase de una de las víctimas, novia de un guardia civil, una mujer que no ha merecido ni una palabra de los millones de feministas de la famosa huelga no se sabe contra quién, pero no contra la ETA ni el separatismo, ni la violencia que al menos la mitad de la población padece diariamente si se opone a los separatistas. La frase es ésta:

«Si ellos están deseando que nos vayamos de Alsasua, ni se imaginan las ganas que tengo yo de irme».

¿Qué falta hace ya la ETA? La abogacía del linchamiento le hizo decir lo que ayer, ante las capuchas y pistolas etarras, quizás nunca hubiera dicho. Pero la intimidación a la ciudadanía, que es el fin político del terror, está más fuerte que nunca, alcanzando rincones de España que nunca había alcanzado. ¿Cuántas empresas, cuántas familias, cuántos ciudadanos han tomado ya o están a punto de tomar la decisión de irse de su tierra natal o de adopción, porque ni se puede vivir, ni te ayuda nadie a defender tus derechos civiles?

El error esencial al tratar a la ETA

De todo lo que pasa en España, esto es lo más grave: la ETA ya puede disolverse porque no hace falta. Las instituciones al servicio del separatismo hacen mucho mejor su tarea, y sin manchar de sangre las aceras. Ahora bien, si alguien cree que esta destrucción por parcelas de la soberanía nacional va a continuar así, sin más violencia que la que vemos, se equivoca del todo. El terrorismo es una herramienta del separatismo, cuyo fin es la destrucción de España. Cuando esta tarea de demolición se frene, si se frena, volverá al tiro en la nuca, cumplido ya el tiempo de lloriqueo catalán que hoy manda en el duopolio televisivo y el triopolio radiofónico, brazos y piernas del Gobierno. Para entonces, si hay entonces, habremos perdido tiempo, dinero y fuerzas. Será difícil rehacer lo que en 2004 era un formidable frente cívico anti-ETA. Deshecho aquel frente por el PSOE y el PP, o viceversa, la ETA se eclipsa. No ha desaparecido. Simplemente, ha tomado la calle desde las instituciones. O sea, que ha tomado lo que le han dejado tomar. Que es prácticamente todo.

El gran error ha sido y sigue siendo tratar a ETA como una banda asesina y no como una banda separatista que asesina para conseguir sus fines. Mientras se repita el mantra de que "todas las ideas son legítimas", referidas al separatismo, nunca a la defensa de España y el orden constitucional, los asesinatos para imponer esas ideas estarán a priori o a posteriori, justificados. Eso es lo que estamos viendo: ya no hace falta la ETA para conseguir lo que durante cincuenta años no ha conseguido la ETA. Qué éxito.

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