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Federico Jiménez Losantos

Feijóo chapotea en el fango de los empresaurios catalanes golpistas

¿Así pretende recuperar votos Feijóo? ¿O conseguir apoyos nacionalistas para un gobierno del PP en solitario, al estilo del Frankenstein actual?

¿Así pretende recuperar votos Feijóo? ¿O conseguir apoyos nacionalistas para un gobierno del PP en solitario, al estilo del Frankenstein actual?
Núñez Feijóo en el congreso del PP de Pontevedra. | EFE

Uno de los problemas del liderazgo de Feijóo es su fama de listo, que le impide reconocer errores. Incluso los que, para Fouché, serían crímenes. Es posible que el viscoso jefe de la policía política de la Revolución y del Imperio, gran traidor, gran asesino y soberbio personaje en la biografía de Stephan Zweig, le atribuyera a Tayllerand esa frase para enemistarle con Napoleón, cuando fusiló al pobre Duque de Enghien, primo de Luis XVI, recordando a Europa que el Emperador llegó al trono desde la guillotina. Claro que, como Tayllerand era tan malo como Fouché, pudo ser al revés. Dejo la resolución de ese acertijo al astuto Vidal Quadras, que también es quien mejor puede explicar por qué el error de Feijóo resulta criminal, para España, para Cataluña y para el propio liderazgo de Feijóo en la Derecha.

Los saurios de empresa

Uno elige, en la guerra como en la vida, sus enemigos. Los amigos y aliados dependen de las circunstancias. Y si hay una pandilla con la que no se puede ir ni a la puerta de la calle, es la de los empresaurios catalanes. El término es de uno de los cánticos electorales de Javier Milei, y describe al empresauriado que trinca dinero público compinchado con los políticos y encubre así su incapacidad de ganarlo honradamente en el mercado. Y donde digo empresauriado argentino, léase empresauriado golpista catalán.

Por esa gentuza, que respaldó el latrocinio del pujolismo, entonó el "España ens roba" del actual monigote sucesorio en la Generalidad y se embarcó, sin un gesto de protesta, en el golpe de Estado de 2017, se ha dejado aplaudir Feijóo en ese Círculo de empresaurios, cuyo destino más honroso sería cerrarlo, porque sólo ha alumbrado tratos de ventaja para una casta que se ha forrado hundiendo su región y atacando a nuestra nación.

En esos empresaurios, las lágrimas de cocodrilo esconden fauces de caimán. Lloriquean porque el golpe de Estado que dieron no gustó a los golpeados, la mitad de los catalanes y todos los españoles. Y va Feijóo y repite literalmente lo de Casado en RAC1 en las elecciones regionales: que quiere recuperar la señera, como si hubiera estado prohibida alguna vez, y hasta lo del bilingüismo cordial. Los asesores suevos de Feijóo reeditan el argumentario vándalo, igualmente bárbaro, de Casado. El resultado, que es medible en las encuestas, de aquel discurso de rendición fue que el PP pasó de 4 a 3 escaños y Vox de 0 a 12. ¿Y así pretende recuperar votos Feijóo? ¿O conseguir apoyos nacionalistas para un gobierno del PP en solitario, al estilo del Frankenstein actual, basado en el cordón sanitario contra Vox?

Neocomplejismo suicida

Feijóo habló, como Sánchez contra Ayuso, del "neocentralismo", pero desde el neocomplejismo. Halagó, como Sánchez, a los empresarios que quedaron en Cataluña, no a los miles que huyeron en 2017. Nada dijo de la cordial persecución al español, del cordial espionaje a los niños que lo hablan en el patio y a los profesores que lo usan en los pasillos. Ni del cordial desprecio a las sentencias del 25% en español, que hace unos días dijo que se debía cumplir, pero que ni se cumple, ni él lo reclamó ante los empresaurios. Que fue "un mal negocio", dijo, en vez de celebrar que, por sus conchabeos merecen la ruina y que sigan gimoteando y pordioseando.

¿Pero se ha olvidado Feijóo o pretende, también como Sánchez, que nos olvidemos del golpe de Estado de 2017? ¿Quiere emular a Soraya, que al frente de la Generalidad, se limitó a dejar pasar el tiempo en vez de aplicar el 155 desmantelando las bases del Golpe? ¿Desconoce, como finge hacerlo Sánchez, que una de esas bases eran Godó y los empresaurios? ¿Cuando dice y repite lo de "nacionalidad" para Cataluña, ¿se olvida de la nacionalidad española, legal y lingüística, que se niega a los catalanes? ¿Ha cambiado algo en el nacionalismo catalán para que el PP no lo combata?

"La Premisa" equivocada

No sé si Feijóo ha leído 2017, de David Jiménez Torres, porque, aunque trabajador, no es de mucho leer. Pero ahí se explica muy bien y brevemente que el Golpe viene de lo que el autor llama La Premisa, que es la misma desde la Transición: pactar siempre con los nacionalistas, y ceder en todo, sin pretender nunca que eso se produzca en sentido contrario. Esa política de regalar parcelas del Estado a "nacionalidades y regiones", en menoscabo de la Nación, es lo que ha desembocado en el golpe de 2017, que muestra lo erróneo de La Premisa, pero que, sin embargo, no abandona la casta política. Sánchez ha pasado a acaudillar el golpe atacando a las instituciones desde dentro. ¿Y qué pretende Feijóo? ¿Entregarle el CGPJ para que remate la faena? ¿Rematarla él?

El término "cordial" apesta. Exhibir sentimientos para acallar ideas es la táctica habitual del nacionalismo antiespañol, que tanto celebra la progresía mediática, cuando lo asume el PP ¿Y de qué le ha servido? Los heraldos negros de Casado, que ahora son los heraldos blancos de Feijóo, celebran esta estrategia ruinosa para el PP. Y es normal. Son progres que disfrutan con los males de la Derecha. ¿Pero cree Feijóo que le favorece lo de la "nacionalidad catalana", olvidando la española, perseguida allí? Si su discurso a los empresaurios lo llega a escribir Abascal, no le sale mejor.

El PP de Vidal Quadras y Cayetana

Sólo ha habido dos políticos del PP que han plantado cara al nacionalismo catalán, siempre segregacionista, siempre separatista, y también siempre beneficiario de un trato beneficioso que no merecen. Son Alejo Vidal Quadras y Cayetana Álvarez de Toledo. El primero, acabó con el "catalanismo cordial" de los Fernández Díaz, un PP tan corrompido por Pujol que la nómina del partido la pagaba Roca con dinero de De la Rosa. ¿Sabe eso de su partido Feijóo? ¿No? Pues pregúntele a Aznar. Y gracias a la lucha ideológica y cívica de Vidal Quadras, el PP triplicó sus resultados.

Si Aznar, Piqué y Sánchez Camacho tuvieron buenos resultados en Cataluña, aunque sólo en las Generales, fue por la fuerza de ser enemigos de Pujol. Cuando se fundó Ciudadanos, dijo Boadella: "Si Vidal Quadras siguiera en política, este partido no haría falta fundarlo". Pero Aznar lo sacrificó para que Pujol lo hiciera presidente y luego, con mayoría absoluta, olvidó la defensa de los derechos civiles de los ciudadanos de Cataluña y se dejó llevar por el empresauriado del Puente Aéreo, al que halaga Feijóo.

A Piqué le montó Mas, heredero de Pujol y cuyos presupuestos el PP votaba siempre –ese ha sido el papel reservado al PP por el nacionalismo– el "cordón sanitario", con notario y todo. ¿Lo ha olvidado Feijóo? ¿O quiere que, como el golpe de Estado de 2017, hagamos como que nunca sucedió? Por lo visto, él prefiere olvidarse de las elecciones autonómicas de 2021, en las que Casado, diciendo lo mismo, cosechó el peor resultado de la historia. Yo recuerdo cuando Cayetana pidió perdón a los catalanes porque el PP abandonó la defensa de sus derechos lingüísticos y constitucionales. Y también cuando abroncó a esos mismos empresaurios por su colaboración con el separatismo, que culminó en el golpe de Estado de 2017.

¿Es el separatismo golpista una ensoñación?

¿También nos va decir Feijóo, como Marchena y sus Unánimes, que el Golpe fue una "ensoñación" y el Rey salió en la tele sin motivo? ¿Que no se discrimina a los castellanohablantes y se vulnera la legalidad a diario? Él es libre de suicidarse, y si su partido quiere seguirlo, también, pero no de suicidarnos. Y lo que ha ofrecido a los españoles en Barcelona es la muerte dulce de la Nación, administrada por un anestesista letal de confianza, él. No sólo pone el Testamento Vital de España en manos de Vox, sino que arruina un liderazgo nacional por halagar a los seres más viles de la sociedad española, que son los capitostes hipócritas y racistas del empresauriado catalán. ¿Valía la pena esperar tanto para, al final, perderse por tan poco?

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