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Los que acudimos a la Justicia cuando se perpetró el antenicidio teníamos, según los tribunales, toda la razón. El Supremo, el Tribunal de Defensa de la Competencia y todas las instancias habidas y por haber nos han dado la razón y una palmadita cariñosa en la espalda. Pero las emisoras se las han dado a Polanco. No será la primera vez que un tribunal confirma la exitencia de un delito y le adjudica el botín al delincuente, pero pocas veces se ha hecho de una manera tan desvergonzada, tan corrompida en la forma y en el fondo, tan deudora de una política gangsteril de hechos consumados que algunos creían propia del Tercer Mundo, sin percatarse de que funcionarios corruptos y políticos sabandijas los hay en todas partes. Y que, al final, el Estado de Derecho existe cuando no hay un poder fáctico por encima de los jueces. Si acudimos en su día a los tribunales fue para intentar que Polanco no estuviera por encima de la Ley. Evidentemente, hemos perdido. Porque una sentencia sin consecuencias pertenece al ámbito de la filosofía especulativa o de la lírica, nunca de la Justicia.

Para que se vea todavía más claro hasta qué punto Polanco se mofa, se burla y se chotea de sentencias y tribunales, el mismo día en que una cosa llamada Tribunal de la Competencia, que no es ni una cosa ni la otra, sancionaba con un aplauso el delito antenicida, Polanco nombraba a uno de los ministros partícipes en aquella epopeya de la prevaricación nada menos que presidente de Cinco Días y todas las empresas y negocios conexos. Solchaga fue uno de los padrinos legales de la operación. Continúa en la empresa.

La concesión ilegal de Canal Plus se saldó con la contratación del subsecretario de Cultura Miguel Satrústegui como factótum de Prisa y la del ministro Jorge Semprún, artífice del informe favorable, como consejero de Canal Plus. El delito de la compra y liquidación de Antena 3 de radio se salda, no tarde sino en el día preciso, con la contratación del ministro del ramo Carlos Solchaga como factótum de los negocios económicos de Polanco. Si trata a los jueces como a los ministros, Bacigalupo será uno de estos días director de El País. Pobre Ceberio.

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