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Federico Jiménez Losantos

La “España plural”: ni España, ni plural

Llamazares sólo tiene una ventaja: es tan bruto y tan totalitario que se le entiende todo. Con la facundia y la desvergüenza de la escuela castrista, que es la suya, proclama las atrocidades de su proyecto político como si anunciase el Gordo de la Lotería de Navidad, y se queda tan fresco. Ya ha declarado incompatible con la democracia al primer partido de España, el PP, y ahora dice que el segundo y último, el PSOE de Bono e Ibarra, tampoco es compatible con la famosa “España plural”, en la que sí tienen sitio el PSC, el PNV, el BNG,  Madrazo y, por supuesto, él. O sea, los separatistas y los comunistas, los que no tienen más idea de España que la de romperla y los que están dispuestos a colaborar entusiásticamente en el derribo de la nación.
 
En el caso de que Zapatero no haya perdido por completo la chaveta, cosa harto dudosa, debería reparar en el análisis de Llamazares, muy consecuente con la idea de España en que coinciden Maragall, Ibarreche y Rovireche, pero total y absolutamente incompatible con la existencia de una fuerza nacional de izquierdas, que es la razón de ser del PSOE. Si los que tienen una idea de España, como los del PP y los del PSOE que aún no la han perdido del todo no caben en la “España plural”, es por una razón: porque no es España. Y como no cabe la mayoría, tampoco es plural, sino dictatorial. No hay más que ver la pluralidad que reina en el único gobierno autonómico donde participa el partido de Llamazares, que es el vasco: sobre la dictadura del terror de ETA, el sectarismo institucionalizado del Ejecutivo de Vitoria, compuesto por PNV, EA y EB. Mientras, el PP y el PSE (al menos el PSE que se niega a dejar de ser PSOE) yendo con escolta al Parlamento vasco y sobrando en el futuro Eusko Rico, proyecto totalitario, racista y xenófobo, también conocido en su estado de larva legal como Plan Ibarreche.
 
La libertad en España es incompatible con la negación de España. Y la negación de la nación española es también la negación de la auténtica pluralidad social y política de nuestro país, en la que caben perfectamente izquierdas y derechas pero con la que son incompatibles todos los que niegan la comunidad política nacional. La dichosa “España plural” no puede ser España si le gusta al PNV y no puede ser plural si le gusta a Llamazares. ¿Y cree Zapatero que a los posibles votantes del PSOE sí les gusta y que les encanta verlo a él mismo defenderla? Si lo cree es que está peor que Llamazares. Porque éste no tiene nada que perder, pero Zapatero está a punto de perderlo todo. Y de perdernos a todos con él.
 

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