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Federico Jiménez Losantos

La ONU tiene un papel en el banquillo

Solamente un sujeto con la cara de hormigón armado de Kakoffi Annan puede volver a levantar la voz tras la caída de Sadam Husein y preguntar qué papel se le adjudica a la ONU en el futuro inmediato de Irak. Si hubiera justicia en el mundo, la ONU tendría un papel muy importante en el banquillo de los acusados junto a Sadam Hussein y los jerarcas de su régimen. Claro que si hubiera justicia en el mundo no existiría la ONU ni  estaríamos hablando de Kakoffi Annan. Entre el Pecado Original y las ideas tontas de Wilson hemos llegado a esta grotesca situación, en la que pide explicaciones quien debería darlas.
 
La ONU tendrá que explicar –y debería hacerlo en el banquillo de los acusados por complicidad con el régimen de Sadam Hussein– por qué accedió a la falsificación sistemática del plan Petróleo por Alimentos, permitiendo a Sadam extraer el petróleo que le daba la gana siempre que siguiera pagando su parte a la ONU, y de paso explicar la parte que se ha llevado esa corrupta burocracia y lo que se han llevado personalmente sus jefes. Una selección de dictaduras no puede producir precisamente honradez.
 
La ONU tendrá que explicar por qué las inspecciones de armas que fueron condición y parte sustancial en la firma del alto el fuego en la Guerra del Golfo fueron desnaturalizándose, por qué se accedió a retirar a los inspectores molestos para Sadam y por qué se nombró finalmente al que quería, Hans Blix. Por cierto, que también tendrían que explicarnos por que este señor reconvertido ahora en oenegé personal del desarme internacional, jugó siempre en contra de los Estados Unidos y sus aliados aunque sólo destapó su juego a posteriori. Y qué relación mantuvo Blix con el propio Koffi Annan.
 
Por último, la ONU debería explicar por qué durante años y especialmente en los prolegómenos y durante la guerra ha estado protegiendo descaradamente a los socios comerciales de Sadam, que son Rusia, Francia y Alemania, actualmente los primeros acreedores del sufrido pueblo iraquí. La deuda de Irak le debe mucho a la infame actuación de la ONU, siempre en complicidad con la dictadura genocida de Sadam, a la que protegió hasta el final, y en abierta colaboración con sus “partenaires” comerciales. Si no muy lejos de Sadam, y junto a Koffi Annan, se sentaran Chirac y Villepin, entonces sí que el banquillo estaría completo. Y el papel de la ONU, clarísimo.
 

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