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Federico Jiménez Losantos

Lo de España, muy bien; con debates, mejor

Pues sí, señor. Lo del mapa de España como cartel electoral es un acierto total del PP, que puede captar hasta el último voto de quienes ven, porque a la vista está, el peligro que corre la nación española a manos de Ibarreches y Rovireches, con la complicidad de madrazares y polanqueches y ante la pasividad culposa de Zapatero y su cuadrilla. No hay duda de que el gran reto que amenaza la vida española, el que pone en cuestión la heredad moral, histórica, cultural y política de una de las naciones más antiguas y gloriosas del mundo, además de liquidar la prosperidad material de sus habitantes, sin precedentes en nuestra larga historia, es el separatismo catalán y vasco, o viceversa. Y tampoco debe caber duda de que España sobrevivirá, amputada o entera, en paz o sin paz, a este plan de liquidación por derribo en el que colaboran desde los terroristas etarras del Goyerri a los melifluos democristianos leridanos, desde el pelón Anasagasti hasta el alopécico Madrazo, y desde el hirsuto Maragall hasta el esculpido a navaja Artur Mas, si es que Pujol no da marcha atrás en esa galopada hacia el precipicio.
 
Pero que los terroristas sean terroristas y los separatistas sean separatistas es lo normal. Lo que no es normal es que un partido que se llama PCE, con E, y otro, mucho más grande, que se llama PSOE, también con E, se olviden de la E y de esa solidaridad de la que tanto presumen, pero que archivan o combaten en el medio más propicio para ejercerla, que es precisamente la nación como hecho político, económico, legal y cultural. Se ponga como se ponga Zapatero y bramen cuanto bramen la SER, Zeta y demás medios, no nos convencerán de que lo que pretende Carod al reunirse con  los etarras es el bien de todos los españoles y no la colaboración más  eficaz para destruir España, que es el último fin de ambos. Y tampoco nos convencerán de que lo único que realmente puede permitirles a los separatistas esperanzas de victoria es que la izquierda española no se comporte como española sino como izquierda y contra la nación. Una izquierda así no merece ganar las elecciones. Y es muy justo que la derecha plantee el problema en el terreno que más le conviene, porque además es el que nos conviene a la gran mayoría. Ah, y si quiere Zapatero recuperar la idea de España perdida, ya sabe: a recuperar a Redondo Terreros.
 
Pero España es una democracia y en esta democracia, después de ocho años de Gobierno del PP hay cosas que no funcionan, hay instituciones enfermas, hay aspectos de la vida nacional bochornosos y ruinosos. Por ejemplo, la televisión, onerosa máquina de propaganda de la clase política en la que, además, no comparecen cuando llegan las elecciones. Bien está lo del mapa y superior la defensa de la nación, pero hay que defender también un cierto orden moral en la vida pública. Nuestros antepasados liberales decían: Viva España con honra. Lo que en español actual podría traducirse así: Viva España y vengan debates, viva la Constitución y venga regeneración. Queremos una España, sí, pero una España decente. Y la decencia en democracia es gratis.
 

En España

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