Aparece ya en el horizonte una coalición a la izquierda de la izquierda, entre roja y verde, nutrida de nacionalismos varios, que a tres años de las elecciones generales anuncia la batalla por los despojos de Izquierda Unida, cada vez más Izquierda Hundida. Es posible que esta no sea la fórmula definitiva, porque los verdes están muy divididos y lo verde será determinante en esa coalición. Quizás veremos varias alianzas hasta que en el 2004 se defina la cuestión de fondo: si van con IU a las elecciones o si dejan que el PCE corra su suerte. Y aquí suerte no es sinónimo de fortuna.
Hay dos problemas que, sin embargo, acechan a cualquier alternativa a IU: su estructura antinacional, una vaga reunión de izquierdismos nacionalistas, un madracismo con metástasis que difícilmente va a desembocar en la articulación de alternativas coherentes; y un caos ideológico en el que sobrenadan la izquierda más antigua o paleocomunista y el conservadurismo más moderno, físico y hasta metafísico, que eso es al fin y al cabo el ecologismo. Salvo llevarles la contraria al PP y al PSOE no vemos nada en común entre las piezas que intentan ensamblarse.
Excepto una cosa, claro, que vemos también sobrevolar la crisis de IU: los sueldos, la política entendida como profesión, que exige cuantiosos fondos públicos. El sórdido espectáculo de IU y PASOC disputándose los cargos y sueldos que todavía conservan revela mucho más de lo que quisieran sus protagonistas sobre estas ideologías rabiosamente antisistema. Están contra el capitalismo hasta las últimas consecuencias, es decir, hasta las nóminas. Con un poco de humor, la fórmula para las próximas elecciones podría ser: Izquierda Desunida + Verdes + IVA.
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