Es muy elogiable que Mayor Oreja hable de la educación, que es el vivero del odio a todo lo español. Pero no sólo en el País Vasco. Todas las administraciones nacionalistas, sin excepción, menoscaban, manipulan o, simplemente, ocultan la Historia de España. El informe de la Real Academia de la Historia no permite dudas al respecto. Es evidente que en el campo más directamente político de la Enseñanza Elemental y Superior es donde se concentra ese empeño nacionalista de negar lo español, que supone además, negar el concepto de ciudadanía. Pero si unos pecan por acción, otros lo hacen por omisión. Por acción pecan los nacionalistas. Por omisión los partidos nacionales, sin excluir a la UCD de ayer y al PP de hoy.
¿Qué ha hecho el PP por cambiar en serio esa deriva, manipuladora y nacionalista de la educación en general y de la Historia de España en particular? Prácticamente nada. Lo intentó Esperanza Aguire y se estrelló contra el PSOE, el resto de la izquierda y el nacionalismo en pleno. Pero lo intentó. Ha pasado ya más de un año de la mayoría absoluta y ¿qué ha hecho el PP? Nada. Se ha esforzado en el centrismo y el consenso, o sea, en una continuidad maquillada. En contenidos, en las cuestiones de fondo, absolutamente nada.
Si al menos el problema de la Enseñanza en el País Vasco sirviera para darse cuenta del problema de la Enseñanza en toda España podríamos aplaudir el gesto de Mayor, tan atinado y tan necesario. Pero un centrista como él, con todas las virtudes y las taras de la especie, comprenderá que en este campo lo único que cabe es el escepticismo. O la melancolía.
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