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Federico Jiménez Losantos

Moratinos acaba con Powell

como corra la especie de que el ministro de ZP resulta letal para los amigos, no le va a dirigir la palabra más que Javier Solana, que ha sobrevivido prácticamente a todo

Hay que procurar llevarse mal con Moratinos, porque si uno se lleva bien y él presume de esa amistad, te jubila antes de tiempo o arruina tu carrera política. Véase el caso de Powell: ha sido anunciar Moratinos que iba a entrevistarse con él para demostrar las buenísimas relaciones del Gobierno Zapatero con la Administración Bush y, zas, a la calle. La salud política de Powell era ya tan delicada como la física, e incluso peor, pero quizás sin el empujón del jefe de la diplocosa española habría encontrado acomodo en otras áreas del gabinete. Así, la guadaña implacable del destino ha acabado con su noble cabeza afrocaribeña. ¿Con quién se va a reunir ahora Moratinos? Con quien pueda, porque como corra la especie de que el ministro de ZP resulta letal para los amigos, no le va a dirigir la palabra más que Javier Solana, que ha sobrevivido prácticamente a todo. Al Gafe Bético e incluso a su biografía.
 
El triunfo del “ala dura” del PSOE sobre el “socialismo con rostro humano” de Zapatero se ha saldado la semana pasada con un esperpento. No ir a la fiesta de “El Mundo” para cenar con Gustavo Cisneros, que le iba arreglar las relaciones con Bush hijo hablando con Bush padre mientras ambos cazaban perdices rojas es una astracanada de paletos, una moratinada que, como es lógico, ha terminado en desastre. Cisneros es uno de esos magnates mangantes que le gustan a la izquierda, protector de Carlos Andrés Pérez, beneficiario de Galerías Preciados tras el expolio felipista de Rumasa (pagó 750 millones de pesetas y la vendió por 37.000, tras pasear en yate ese verano de las privatizaciones a Boyer y la Preysler), y cuya reciente biografía, o sea, hagiografía, tiene un prólogo del antiguo novelista, hoy articulista prisaico Carlos Fuentes a cuyo lado las babosas son erizos. Ah, y que cuando buscando el bien, al menos por una vez, se ha metido a golpista en Venezuela contra Chávez y ha sido incapaz de acabar con el gorila después de atraparlo el Ejército, que hace falta ser inútil.
 
Yo de Cisneros, me mantendría a una razonable distancia de Moratinos, porque es capaz de echarle a pique la Pepsi Cola en Caracas, uno de esos negocios llave en mano que ha ido apilando en sus cuentas nada corrientes. Y, por supuesto, si ZP quiere protegerse, ya lo sabe: ahí está el BOE. 

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