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Federico Jiménez Losantos

Pastores con impunidad, rebaño sin inmunidad

La impunidad en las conductas de los políticos de Izquierdas, por torpes, trapaceras o criminales que sean, es el rasgo más claro de este año de Gobierno.

La impunidad en las conductas de los políticos de Izquierdas, por torpes, trapaceras o criminales que sean, es el rasgo más claro de este año de Gobierno.
EFE

La jerga mediquera, que no médica, administrada en dosis masivas a la teleplebe por el Poder político-mediático, lleva algún tiempo utilizando el feo terminacho “inmunidad de rebaño”, anglicismo mal traducido que en los primeros tiempos se adjudicó a Brasil, de donde procede ahora la peor de las cepas en que va mutando el Covid19. En algún momento, se dijo que era la fórmula para que España volviera a atraer turistas. Un 70%, un 80% ya inmunizado por haber pasado el virus o estar vacunado, y estaríamos a salvo de la pandemia y de la ruina. De la pandemia, difícil con un Gobierno de criminales; de la ruina, imposible, bajo un sistema social-comunista.

Diecisiete taifas, diecisiete castas políticas

La tercera ola del virus, que va alcanzando en gravedad a la primera, muestra que la política seguida en las dos anteriores es, como mínimo, ineficaz. Pero el efecto de la mentira impune como rasgo distintivo del Poder social-comunista, tan mediático como político, se ha propagado con velocidad vertiginosa, forjando una auténtica escuela de abuso de Poder y comportamientos incívicos por parte de la casta dirigente, civil y militar.

Empezaron los alcaldes socialistas de Valencia, queridas, adjuntos y compañeros de partido. Un pueblo tras otro, cundía la certeza de que el PSOE del Cartel de los Puig seguía el ejemplo de su líder y había decidido aprovechar el descaro de Ximo ante la Ley para vacunarse rápido. No es que a estas alturas nadie se asombre de la corrupción en la Comunidad Valenciana, pero coincidía el descaro de los socialistas con una situación terrorífica en el ámbito sanitario. Mientras se negaba a los que trabajan en la Sanidad Privada la vacuna que se facilitaba a los de la pública espero que haya pronto una querella que mande a los responsables a la cárcel los que tanto criticaban a Ayuso levantaban tres tiendas del ejército porque no caben los enfermos en los hospitales. No como en el Ifema; como en Irak.

Cuando el PP llevaba un día criticando ferozmente la corrupción e incompetencia de los socialistas valencianos, zas, estalla el escándalo en Murcia. La consejería de Salud casi en pleno, cientos de agraciados con la lotería política del PP se habían saltado o asaltado la cola de las residencias de mayores, que es el primer grupo de riesgo que debería ser vacunado. El espectáculo de las huestes de Teodorico, como llaman allí a García Egea, fue una exhibición de indecencia sólo superada por la incompetencia. El mismo consejero que, seguro del apoyo de su presidente López Miras y de su partido, presumió de hacer lo correcto y de mantenerse en el cargo por la mañana, dimitió llorando por la tarde. La portavoz del Gobierno, de C´s, había pedido su dimisión. Y ante el dilema, no exactamente moral, de que C´s se pasara al PSOE y formara gobierno con ellos, dejando al PP sin Murcia y a Teodorico en ridículo ante sus visigodos y el rey Casadorico, echó por la tarde al que sostenía por la mañana. El centrismo es vaivén.

Los "aprovechadiños" de Feijóo

Y para que no dijera nadie que era un caso aislado, saltó otro en Galicia. Su vicepresidente y presunto delfín había dicho pocos días antes, burlándose de Madrid y Bilbao, que habían sido prudentes al administrar la primera dosis de vacuna sólo si tenían segura la segunda, que “los que no saben poner vacunas, que nos las den a nosotros que sí sabemos ponerlas”. Es el famoso "sentidiño" de Feijóo que su presunto delfín ilustraba a coces.

Y justo después de insultar a los profesionales prudentes de Madrid, el País Vasco y Aragón, porque el resto se lanzó a vacunar a lo loco, llegó de tapadillo la confesión de otro abuso: el área de Sanidad dueña del know-how en el uso de jeringuillas, técnica imposible de dominar sin "sentidiño", había vacunado “por error” a veintiún “informáticos”. Como Galicia tiene quizás la población más envejecida de España, parece difícil confundir a jóvenes informáticos de Santiago con ancianos de Lugo. ¿Y cabe pensar que sea el único “error”, que sólo los informáticos aprovecharon que están donde se deciden las cosas para vacunarse los primeros? Será que a Teruel no llega al "sentidiño" o que estamos muy "sentidicos", pero yo no lo creo.

El colmo del descaro: hasta el Ejército

El mejor argumento para la incredulidad sobre la ética de los servidores públicos ha sido el del abuso vacunatorio en la cúpula militar, con el JEMAD a la cabeza, que pasaron para por encima de los sanitarios del Gómez Ulla y de los mayores en residencias. Si ya no se puede confiar en la ética del Ejército, ¿en quién pueden confiar los españoles? El JEMAD ha dimitido tras un día de tira y afloja entre Marlaska y Robles, la ministra que parece encontrar un intenso placer en destituir generales y, mientras finge defender la Constitución, se permite injuriar a los militares retirados que no dependen de ella para ascender y manifiestan su preocupación al Rey por algo evidente: el Gobierno del que forma parte Robles es el peor enemigo de la Nación y del Estado desde la Guerra de la Independencia.

Previamente, Marlaska, rabioso porque Robles desplegó trescientos militares de la UME para ayudar a varias comunidades, entre ellas Madrid, había destituido al enlace de la Guardia Civil con el Ejército, porque pudo incurrir en el delito de vacunarse como cualquier socialista valenciano, o de no avisar de esa imitación, Tampoco cabe descartar que fuera por no haber vacunado antes a los asesinos etarras que quedan en la cárcel, cada vez menos, pero que Otegui e Iglesias podrían denunciar en la Sexta y en TVE. Conviene recordar que al final Robles retiró a sus militares, apenas el 20% de la UME, ante la indignación de Ayuso y Almeida. Pero es que el 20% es el nivel de patriotismo que se permite la ministra. Hasta ahí llega, y no más.

Vox ha hecho la pregunta clave al Gobierno: ¿cuántos de ellos se han vacunado ya? ¿Y se han vacunado por delante de los demás Illa y Simón? Añado una sospecha: ¿cómo es posible que la distinguida pensadora queer Irene Montero no haya reclamado que las mujeres tengan prevalencia sobre los hombres a la hora de vacunarse? Viven siete años más de media que los hombres, pero ¿no se trata de compensar un agravio histórico intemporal? ¿O es que temen que cualquiera pueda saltarse la cola, símbolo de toda sociedad comunista, diciendo que se siente de otro género hace dos horas? ¿O es que en la Dirección General de las Mujeres se han vacunado todas?

La impresión general

En los próximos días conoceremos más casos de lo que se presenta como una verdadera epidemia moral en rigor, inmoral— que afecta a los cargos públicos por encima de la ideología y la geografía. Abusan de su poder porque pueden. La impunidad en las conductas de los políticos de Izquierdas, por torpes, trapaceras o criminales que sean, es el rasgo más claro de este año de Gobierno, social-comunista. El sanchismo-leninismo es, ante todo, impunidad. Luego vienen la inmoralidad, la incompetencia y la deslealtad a la Nación, pero sin la impunidad que garantizan el control de los medios y la sumisión de la Justicia, muchos errores y bastantes delitos se pagarían. Sin embargo, como prueba el Caso Illa, que en vez de la cárcel disfruta de grandes esperanzas electorales, no sólo salen gratis: se premian.

Pero el problema no es sólo del Gobierno ni de la Izquierda. Es de orden general, y afecta a toda la sociedad. En vez de buscar la “inmunidad de rebaño”, los pastores se han apropiado de las vacunas, seguros de su impunidad. A las 17 taifas corresponde la vacuna por gremios. Volvemos a la Edad Media, que, de forma injusta, se ha dado en llamar "los siglos oscuros". Nunca ha habido más luz ni más luces que ahora. Pocas veces el panorama moral, en España y en buena parte del mundo, ha aparecido tan innecesariamente negro.

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