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Federico Jiménez Losantos

Perú, ¿capital La Habana o Ayacucho?

La capitalidad política del Perú comunista, que venía siendo La Habana, ha visto apuntar en el horizonte la vuelta a la capitalidad senderista.

La capitalidad política del Perú comunista, que venía siendo La Habana, ha visto apuntar en el horizonte la vuelta a la capitalidad senderista.
El presidente peruano Pedro Castillo | Cordon Press

Hace pocos días, los peruanos se enteraron de que su país iba a abandonar el Grupo de Lima, que fundó para ayudar a la democratización de Venezuela. Diez países iberoamericanos y otros cincuenta más de la UE y el resto del mundo respaldaron la iniciativa del gobierno Kuzcinski con el apoyo esencial de Luis Almagro, que al frente de la OEA ha salvado el honor de una diplomacia más adepta al wisky que a los principios morales y los derechos civiles. Ahora bien, una cosa es enterarse de una iniciativa lógica en un gobierno comunista y otra enterarse por el Gramma, órgano oficial de la dictadura cubana. Y otra, para aumentar el escarnio, que lo confirme Evo Morales, capo cocalero y padrino exhibicionista del gobierno Castillo-Bellido, con Cerrón detrás. Y Evo, socio de Cuba y Venezuela, lo confirmó.

Héctor Béjar, el Canciller de la Muerte

Sobre humillante para los peruanos, que el órgano oficial de la dictadura cubana sea quien anuncie su política exterior supone la confirmación de que la dirección política del Gobierno Bellido, que es como decir Cerrón, está en manos de La Habana, cuyo empleado desde los años 60 es Héctor Béjar, ministro de Exteriores de "Sombrero Luminoso" Castillo, un anciano con rostro de calavera y al que llaman el Canciller de la Muerte porque fue entrenado como jefe de la guerrilla del E.L.N. para asesinar compatriotas e imponer el mismo régimen de Castro y el Che, por el mismísimo Piñeiro, alias Barbarroja, jefe de Inteligencia y coordinador de todas las guerrillas prosoviéticas de los 60 en Iberoamérica. Y marido de Marta Harnecker, chilena althusseriana cuyo libro sobre el Materialismo Histórico fue un duro castigo intelectual para quienes lo leímos y difundimos en los 70.

Pero a lo que enseñaba Piñeiro era a torturar y matar, en Cuba y en los países donde se desarrolló el "foquismo" guevarista, y su alumno Béjar fue simplemente eso: un asesino despiadado, reciclado por la dictadura militar de Velasco Alvarado, cuyas víctimas han recordado amargamente sus familiares al ser nombrado para el cargo. Como el primer ministro Bellido, Béjar dice que Cuba es una democracia y que no hay que interferir en Venezuela, mientras Evo Morales se pasea con escolta oficial por Perú visitando a los productores de coca y pidiendo echar al Ejército y la DEA. Pero lo más importante es que el asesino Béjar se mostró desde el primer momento favorable a amnistiar a Abimael Guzmán, el genocida líder de Sendero Luminoso, responsable de cerca de 70.000 muertos en la guerra que desató en 1980 y que duró hasta su captura por Fujimori en 1992 y la desmovilización temporal del grupo terrorista más cruel en la historia del comunismo y de América. Una tregua de cincuenta años, se decía entonces, y parecía mucho, pero sólo han pasado treinta y ya están en el Poder.

Béjar es a la vez la prehistoria y la actualidad del poder cubano en el gobierno comunista del Perú. Con él, la generación de Bellido y, en medio, el MRTA (Movimiento Revolucionario Tupác Amaru), pro-soviético, que compartió en los años 80 y 90 crímenes con el maoísta Sendero Luminoso. Este Gobierno Bellido bebe de esas dos fuentes terroristas: Sendero y el MRTA, ambos derrotados por Fujimori. Ambos resucitados por los caviar, los progres en España, que han hecho campaña contra Keiko y han llevado al Poder a Castillo, protegiendo su pucherazo electoral e imponiendo un rápido reconocimiento, sin la imprescindible auditoría internacional.

Castillo, su nuevo partido o el viejo Sendero

En mi artículo de hace dos semanas recordaba que era la primera vez desde la ruptura chino-soviética en los 60 del siglo pasado en que las dos ramas del comunismo actuaban conjuntamente para llegar al Poder. Es así, y es un síntoma de lo que de nuevo e impredecible tiene el Socialismo del siglo XXI y de cómo hay que contar con el narcotráfico y la corrupción para su financiación y también con la izquierda llamada democrática para legitimar su acceso al Poder. Perú es, en ese sentido, un modelo perfecto.

Sin embargo, en estos últimos días, la capitalidad política del Perú comunista, que venía siendo La Habana, ha visto apuntar en el horizonte la vuelta a la capitalidad política senderista, que es Ayacucho, "el rincón de los muertos" en quechua. Y ha aparecido Castillo, por primera vez, como el centro de una reconfiguración de las dos ramas comunistas, resucitando la fachada política senderista, el Movadef, a partir de lo que siempre ha sido la base del senderismo: los maestros. Se acaba de constituir el llamado Partido Magisterial, tras haberse legalizado a sí mismo el sindicato de Castillo, el Conare-Sutep, minoritario frente al SUTEP oficial, dominado por el grupo Patria Roja, rival de Sendero desde los 80, y que ha resistido todos los intentos de arrebatarle el monopolio sindical y la llamada derrama o sistema de pensiones, económicamente muy importante.

El sindicato oficializado y la constitución del nuevo partido abren un horizonte distinto y más complejo para el devenir del comunismo en Perú. Detrás de estas iniciativas de Castillo está el Movadef, Sendero Luminoso, que es el que puso a este lerdo analfabeto, ojo, no por ello menos peligroso, como candidato presidencial, en vez de Vladimir Cerrón, condenado por corrupción como capo-gobernador de Junín, e inhabilitado electoralmente. Así que el modelo cubano de Béjar y Bellido le ha salido no un competidor pero sí una alternativa, el de Ayacucho, capaz de sucederlo si la venganza de los caviares servida por la fiscalía llevara a la inhabilitación a Cerón y Bellido, por haber financiado Perú Libre con dinero ligado a la concesión de obras en Junín a los narcosenderistas del VRAEM, los Quispe Palomino.

Libertad Digital está contando cómo se han sucedido en los últimos días una serie de iniciativas por parte de un fiscal muy pinturero, llamado Vela, que es lo más parecido bajo los Andes a Baltasar Garzón. Este fiscal, como Garzón ayer y hoy, despierta sin embargo vehementes sospechas no sólo de parcialidad -mandó a la cárcel a Keiko por corrupción sin pruebas- sino de poner en marcha una maquinaria que puede llevar a la cárcel al sector cubano o conservarlo en el ámbar de una instrucción interminable, que en la práctica les serviría de coartada mientras imponen su régimen.

Willax, una cadena ejemplar

Por cierto, sigo en este Agosto trágico para la Libertad, en el que resucitan, vivos o muertos, Ben Laden en Afganistán y Abimael Guzmán en Perú, la lucha de los peruanos para defender la suya en una cadena de televisión, Willax, extraordinaria, y que vale la pena seguir en YouTube para estudiar, no diré aprender, cómo se implanta otra tiranía comunista sin que nadie haga nada para impedirlo. Beto Ortiz, desde el exilio en México (el régimen naciente ya tiene exiliados periodísticos y políticos, como el ex-diputado Combina), Aldo Mariátegui, Phillip Butters, Milagros Leiva y otros programas como Rey con Barba, que voy descubriendo, tienen un vigor cívico, una solvencia informativa y una claridad en sus análisis realmente ejemplares. ¡Qué bien nos vendría en España una cadena así!

Mi sospecha, viendo cómo el saltimbanqui fiscal Vela monta el circo de las imputaciones, es que sea la Justicia bajo control caviar o progre la que acabe dando la dirección del plan revolucionario a Sendero Luminoso. Es más: que sea el propio Sendero, que ha demostrado una crueldad feroz en su actividad criminal pero también gran astucia para vadear obstáculos judiciales, desde antes incluso de empezar sus matanzas genocidas (ver Abimael de Umberto Jara, Sendero, del ahora caviar Gorriti, o La dificultad de ser Dios, del desaparecido y brillante Carlos Iván Degregori, responsable de la criminal deriva intelectual que empieza con la Comisión por la Verdad y la Reconciliación y termina con Castillo en el Poder) el que vea ya acercarse el triunfo de su lema: "Salvo el Poder, todo es ilusión".

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