Menú
Federico Jiménez Losantos

Que las primarias en la Derecha no regalen las generales a la Izquierda

Asistimos a una recomposición del cuerpo político de la derecha popular, que no tiene nada que ver con las ensoñaciones nazis de fuera o de dentro.

Asistimos a una recomposición del cuerpo político de la derecha popular, que no tiene nada que ver con las ensoñaciones nazis de fuera o de dentro.
Pablo Casado, Santiago Abascal y Albert Rivera. | Archivo

A un mes de las Elecciones Generales hay algo más que las encuestas que favorece a Sánchez y el Bloque Golpista que lo colocó en la Moncloa; las primarias que, de hecho, tienen lugar "a la izquierda de la izquierda", como llama Aznar, creador de la fantasmal Internacional de Centro, a la Derecha. Si se empieza por no reconocer al padre, error que inauguró UCD al negar el franquismo originario de Suárez, acaba por no reconocerte ni la madre que trajo al mundo a tu despreciada base electoral.

No se trata de defender la dictadura, que precisamente para mantener la continuidad de España y su prosperidad en Europa supieron desmontar los que podían hacerlo, los franquistas, porque aquella izquierda ni podía ni quería traer la democracia, sino el socialismo. Se trata de no despreciar la base social del franquismo tardío, la de nuestros padres y abuelos, aquella España ingenua pero llena de virtudes, como el culto al trabajo, al mérito y al esfuerzo, que Tezanos y demás "gusanos goebbelsianos", como llamaba el corrupto PSOE felipista a sus enemigos políticos liberales, nos quieren vender ahora como una especie de tribu nazi a la espera del próximo Hitler.

La recomposición política de la Derecha social

Tengo la impresión de que, tras el golpe de Estado en Cataluña, hijo de la traición de la Izquierda, de la cobardía criminal del PP de Rajoy y del abandono de todos los recursos del Estado, desde la Ley a la Guardia Civil, asistimos a una recomposición del cuerpo político de la derecha popular, que no tiene nada que ver con las ensoñaciones nazis de fuera o de dentro, sino que responde a un hartazgo moral y a una preocupación material: ver a España atacada impunemente por sus enemigos, sin que los suyos lo eviten.

Estos movimientos de fondo son difíciles de precisar y cuantificar, pero yo creo que empiezan cuando Rajoy y su Gobierno se muestran como lo que eran: babosas burocráticas incapaces de frenar el Golpe separatista. Y eso que aún no sabíamos lo que en las últimas semanas han revelado los testimonios de policías y guardias civiles en el juicio del 1-O: el miserable abandono a los que en primera línea aguantaban las dentelladas de la fiera. En todo caso, ahí empieza el fenómeno Vox, que, en su primera intentona, en las europeas de hace cinco años, estuvo a punto de recibir los frutos de un desvío y ahora está recogiendo la cosecha de una rabiosa indignación.

Abascal, clave del éxito o fracaso de Casado y Rivera

El factor clave de la derecha política en estos cuarenta años ha sido la sumisión ideológica, mediática e intelectual a la Izquierda. He escrito infinitos artículos y ensayos sobre este fenómeno suicida que con los años no ha hecho más que empeorar. El Aznar de la Oposición, muy combativo contra el felipismo y la hegemonía de la izquierda, se diluyó en el Aznar del Poder, y abandonó -Miguel Ángel Rodríguez y Rato, con Arriola al fondo, fueron los verdugos- a los medios liberales y conservadores en lo que llamé "El invierno mediático de la derecha" para enfangarse luego en las democristianas arenas movedizas de aquella Internacional centrista que en La ilustración Liberal describí como "Viaje al centro de la nada". Todo está en "Con Aznar y contra Aznar". Y aunque no haya servido de nada, sigue siendo el elemento esencial de los problemas de la derecha, cuya clase política se ha negado a abordar.

Hasta ahora, hasta la emergencia de Vox. Pero el enorme mérito de Abascal que suele ir o tantear en la buena dirección está muy lejos de tener una línea ideológica clara, sobre la que edificar una alternativa de derecha a la hegemonía de izquierda. De momento, la campaña se la hacen los que lo insultan, sobre todo el PP y Ciudadanos, que no saben qué hacer con Vox. Pero tras la feria electoral, Vox tendrá que concretar (solo o, cabe esperar, con el PP de Casado) un programa político basado no sólo en la negación de lo que la izquierda propone, que ahora le funciona a maravilla, sino para reformar el Estado sin perder su perfil constitucional, y presentarlo ante la opinión pública, a saber con qué medios, como la alternativa a ese golpe de Estado en Cataluña que continuará y se ampliará, con Sánchez a la cabeza.

La trampa en la que están cayendo Casado y Rivera

La campaña de Casado y Rivera, que arrancó bien, se ha estropeado, bien por los desafortunados fichajes de Clemente y Marcos de Quinto en Cs, bien por los cambios de humor discursivo de Casado sobre Vox. La ventaja que Casado le llevaba a Rivera era que, hasta ahora, no había querido antagonizar con Abascal ni romper con ese movimiento de base que lleva en andas a Vox, no sabemos hasta dónde ni por cuanto tiempo.

En los últimos días, Rivera y Casado han descompuesto sus líneas: el de Cs ha achacado a Vox la responsabilidad de apoyar a su Gobierno o a Sánchez, sin que él haga otra cosa a cambio que pedir infatuado ese apoyo. Rivera reedita así el pésimo papel tras las elecciones andaluzas que tanta credibilidad le quitó. Y tanto el PP como Cs han competido en hacer el trabajo sucio del PSOE caricaturizando de forma abyecta la propuesta de Abascal sobre el derecho a defenderse legalmente con armas sin que la Ley penalice la defensa propia frente al supuesto derecho del asaltante. Casos bien recientes demuestran la necesidad de remediar esa degeneración legal. Sin embargo, como en la Ley de Violencia de Género, Casado y Rivera se emperran en defender como propias unas posiciones de extrema izquierda. Como si no supieran cómo borrarse de la foto de Colón, que legitima a Vox tanto como deslegitima a la Izquierda y a sus socios comunistas y golpistas.

Grosera manipulación de PP y Cs sobre las armas

Abascal denunció ayer en otro acto multitudinario (bien distinto de la vuelta del Sietemachos de Galapagar, tan escasa de público como de crítica) la manipulación de sus palabras sobre la tenencia legal de armas. Insistió en que "los españoles no tienen que resignarse a ser degollados en sus casas" y que los que se defienden armados de quienes atacan a sus familias no merecen ser condenados, sino "una medalla al mérito civil". Basta con no ser condenen a 20 años, como en un caso de juicio inminente.

En términos prácticos, ¿creen Rivera y Casado que sus votantes están a favor de esa condena, o la del anciano que defendió a los que casi matan a su familia? Y en términos morales, ¿por qué, entonces, mienten como la fact-cheka del Dr. Cum fraude, sobre lo que realmente ha dicho Abascal?

Rivera, tras pedir que Vox lo haga Presidente, dijo: "yo no quiero un país con tiroteos en los colegios y locos con pistola". ¿Y cree, no dice, cree, que es lo que quiere Vox? Si es así, no debería pedir su apoyo, y si no lo es, porque el loco sería él, ¿por qué calumnia a los que necesita? Toni Roldán fue más categórico: "no queremos un país con asesinatos en las escuelas". ¿Es eso lo que dice Abascal al defender "que los españoles "honrados" puedan tener un arma para defenderse"? No. Y ellos lo saben. Y mienten.

El de Cs no es un caso más de centrismo oportunista a la francesa, que no sería novedad. Es la típica asunción mariacomplejinada por parte de la Derecha del discurso de la Izquierda, pese a que Iglesias y su banda han defendido el derecho a llevar armas, no para defenderse de los delincuentes sino para atacar a la policía, así Iglesias, Errejón A.C.A.B. ("All cops are bastards") o "Alfon" el de "Rodea el Congreso", que va a salir de la cárcel.

Nada prueba mejor que es el clásico ataque de maricomplejinez derechosa que los términos empleados por Maroto, Borja Sémper y el ayer "amigo de Santi", Casado. El jefe de la desordenada campaña electoral del PP, Maroto, ha dicho: "proponer que los españoles llevemos pistola por la calle, NO". El de los calcetines de ositos ha bromeado, al estilo de la TV3: "Ya era hora de que pudiéramos dispararnos con tranquilidad". Y Casado, sin venir a cuento y en contra de sus intereses personales y de partido, ha inistido en que Vox propone que "llevemos armas en la calle" y aclarado: "en vez de hablar de empleo, que es lo que interesa a la gente". Ni Rajoy, ni Soraya, ni Montoro habrían podido caer más bajo. ¡Menuda renovación!

Negacionismo y victimismo

Abascal debe ahorrarse cualquier victimismo tras rectificar el error evidente de colocar a un negacionista o revisionista del Holocausto en sus listas -algo que ha agradecido en nota oficial la comunidad judía española- y recordar que su partido, a diferencia del iraní y proislamista Podemos y de este PSOE cuyo Gobierno acaba de condenar en la ONU junto a Cuba, Arabia Saudí, Irán y otras graves democracias la política israelí de derechos humanos, siempre se mostró enemigo de cualquier forma de antisemitismo.

Lo que debe preguntarse es cómo, siendo él desde siempre defensor de Israel, se han colado en Vox unos pocos, aunque ruidosos, antisemitas, que mezclan caótica y zafiamente el odio a Soros, a los judíos, a Israel y al liberalismo. Son los cuatro neonazis de siempre y los vetustos paracatólicos antiamericanos, rabiosos enemigos del comercio y de la propiedad, devotos del Estado, que admiran a Putin y ven en China, como Bell, la democracia orgánica ideal. Y para aclarar las ideas y valores de esa derecha por hacer son esenciales las incorporaciones a Vox de intelectuales como Marco o la última, que a estas horas ya será penúltima, de Pedro Fernández Barbadillo.

Tres líderes, ay, demasiado jóvenes

A estas alturas, parece claro que no habrá alianzas pre-electorales de los partidos de centro y derecha, que dirimirán sus "primarias" en las generales, con lo que una Izquierda casi limitada al PSOE sale con ventaja. Siendo eso malo, peor sería que no quedara claro, cualquiera que sea el orden de los tres líderes al contrar los votos, que se impusiera la condición pavorosamente joven de los tres líderes, que no llegan a los cuarenta años. Serán las bases las que fuercen los acuerdos, porque no veo a ninguno de los tres prejubilándose o sacrificándose por España, al menos tan pronto.

Temas

En España