Radio Nacional de España, unas siglas cada vez más vacías de contenido, está en camino de llenarlas, bien es cierto que de forma indeseable. Como la competencia desleal, tan inmoral como delictiva, que TVE está haciendo a las tres cadenas nacionales de radio privada no les parece suficiente atentado a la libertad, a la pluralidad y a la competencia, los comisarios del Gobierno en el Ente han dejado ya correr la especie de que RNE podría empezar a financiarse mediante la publicidad, para así complementar los ingresos que recibe del Presupuesto y que, con la formidable gestión que suele caracterizar al sector público, supone ya un agujero de 800.000 millones de pesetas. Parecía imposible de superar el derroche del PSOE en ese apartado, pero Aznar lo ha conseguido. No es para felicitarse.
Pero es muy de temer que la desvergüenza, no exenta de estupidez, que hasta ahora han mostrado los distintos responsables e irresponsables del PP en materia de medios de comunicación tenga una nueva ocasión de manifestarse. De hecho, ya González Ferrari ha dicho que no le gusta la financiación publicitaria de RNE, pero que “otra cosa es que estemos abiertos a otras fórmulas como las del patrocinio”. ¿Sería gratis el patrocinio de marras? Seguro que no. Entonces, está claro que todos en el Comisariado del Ente RTVE están pensando ya en atizar otro golpe a la escasa pluralidad radiofónica mediante esa forma de atraco que consiste en cobrar de los contribuyentes por la fuerza y, además, de los consumidores voluntariamente. Incluso esa voluntariedad es relativa, porque RNE parte de una posición privilegiada en materia de cobertura técnica que se ha justificado siempre como inversión forzosa derivada de su carácter público.
Todo eso quieren ponerlo a “competir” con la poca radio privada que van dejando, y en una coyuntura publicitaria particularmente mala. Sería otra “hazaña” de Aznar en materia de libertad de expresión. Y ya lleva unas cuantas.
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