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Federico Jiménez Losantos

Rajoy puede ser muy bueno; necesita varios muy malos

El cúmulo de deserciones y capitulaciones, soponcios y disparates, anuncios y gatillazos con que nos ha obsequiado el nuevo Gobierno en sólo dos semanas no ha permitido a los medios de comunicación no socialistas —apenas media docena— hacer una valoración de lo que frente a esa catarata de improvisaciones ha hecho el único partido de la Oposición que existe en España, lo que no deja de ser un síntoma de anormalidad. Y la verdad es que el PP o, para ser precisos, su líder Mariano Rajoy no ha entrado a uno sólo de los trapos del Gobierno, no se ha gallardonizado y ofrecido como alfombra al rencor antiaznarista y, en líneas generales, ha estado bastante bien en una tarea difícil. En el Parlamento, muy bien, brillante, sobresaliente. Es su sitio y se nota.
 
Otra cosa es el partido, donde urge una desintoxicación de moqueta en demasiada gente que fue cooptada por Aznar para el Gobierno y que no vale para la oposición o que valía hace años pero la poltrona los ha dejado aparentemente inútiles. Urge también desactivar los cainismos y las puñaladas regionales, no sólo en la Comunidad Valenciana, donde es público y notorio, sino muy especialmente en Madrid, donde se da por descontado que Gallardón es la oposición a Esperanza Aguirre, con el apoyo de algún pío escudero del alcalde muchos ratitos perdidos en ciertos barrizales. Es más importante Madrid que ninguna otra comunidad y Rajoy cometería un grave error si no respaldara desde el aparato a la única figura regional imprescindible que tiene el PP, y que es su presidenta. Da la impresión de que se da por descontado que Aguirre sabe defenderse y que traición rima con Gallardón. Pues no: como suele decirse en broma pero en serio a propósito de la Reconquista “que Dios ayuda a los malos/cuando son más que los buenos”. Rajoy tiene que ayudar a los suyos, no dejarlos matar por el PRISOE. Y da la impresión de que en eso no se fija.
 
Siempre se produce una cierta tensión entre lo que quieren los medios que conectan con la Oposición, que es mucha guerra, y lo que quiere el Jefe de la Oposición, que es mucha paz, o sea, mucha siesta, mientras cae el Poder en los plazos previstos como fruta madura. Pasó con Aznar y pasará con Rajoy. Pero Aznar tenía media docena de jabalíes no estragados por el Poder y con ganas de morder para conseguirlo. Es lo que necesita Rajoy: media docena de malos, pero muy malos, que le den ciento y raya a Rubalcaba y que le permitan a él ir de bueno. O sea, que Rajoy no está nada mal en la Oposición pero el PP no está nada bien. Son sólo quince días, pero el problema está muy claro. Las soluciones son cosa suya. También en los medios hemos aprendido la lección.

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