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Federico Jiménez Losantos

Todos quieren la fusión, pero con el Gobierno

Lo que más llama la atención del debate sobre la fusión Endesa-Iberdrola, algo que objetivamente y sin escandalizar a nadie debería motivar una auténtica guerra de opiniones y de intereses en los distintos medios de comunicación, es que el único elemento claro de esta fusión y sobre el que todos los medios se pronuncian es el Gobierno. Todos están a favor o en contra de la fusión en los términos gubernamentales, pero nadie propone otros ni tampoco parece imaginable otro escenario económico que éste, en el que las empresas, dos de la media docena realmente importantes de España, parecen simples marionetas obedeciendo a los hilos que maneja Rato en el teatrillo de Aznar&Aznar S. L.

Y sin embargo, Endesa e Iberdrola tienen unos accionistas a los que nadie advirtió de que la guerra con la Comisión Europea sobre los CTC podría costarles medio billon de pesetas, oneroso aperitivo sobre la fusión. Y con eso se han topado el pasado viernes los actores de esta tragicomedia económica. También hay unos accionistas de referencia, sobre todo el BBVA, que no parecen tener claros sus intereses en esta fusión. Dada la buena marcha del banco, es impensable que eso se deba a la estupidez de sus gestores sino a que la política del Gobierno en materia de competencia es sencillamente impredecible. Y el nuevo Tribunal de Defensa de la Competencia ha agravado la arbitrariedad tradicional. Cuando nombraron a Solana González para presidirlo dijimos aquí que un Tribunal sin la autoridad y el prestigio que podía haberle conferido José Raga aumentaría en vez de limitar la discrecionalidad política en materias donde la competencia es tan esencial como energía y telecomunicaciones. Ahí están los hechos. El TDC sólo sirve para que "El País" ataque al Gobierno por no hacer caso de sus severidades y luego las critique por ser incompatibles con la lógica empresarial. Una línea soprendente, por cierto, ésta del imperio de Polanco, que aparte de estar contra el Gobierno ya no es capaz de defender con cierto aseo intelectual ni una sola idea ni un solo interés, aparte del de su dueño. La descapitalización intelectual del diario polanquista es vertiginosa. ¿Y éste es un diario de referencia nacional e internacional?

En rigor, como lo muestran en sus editoriales el resto de los periódicos, aquí la única empresa de referencia es el Gobierno. Las demás son accesorias, aleatorias, prescindibles. No importa que los accionistas de referencia de Endesa e Iberdrola sean grandes anunciantes, incluso accionistas claves en Telefónica --y su grupo mediático--, Retevisión y otras grandes firmas cuya publicidad deberían mimar todos los medios de comunicación y cuyos intereses deberían por lo menos contemplar. Nada. Aquí el accionista de referencia siempre es José María Aznar. Con él, y en su defecto con Rato, es con el que todos quieren fusionarse: empresas, bancos, cajas y, por supuesto, grandes medios de comunicación. No es que el primer empresario de esta empresa llamada España sea el Gobierno. Es que también es el primero de la empresa privada y el último. Incluso a veces, como ahora, parece, sencillamente, el único.

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