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Federico Jiménez Losantos

Y Rajoy se abrochó el botón

Rajoy renuncia a gobernar y a que otros gobiernen y, al abrocharse el botón, inauguraba la campaña de las próximas generales.

Anteayer, cuando Pdr Snchz, encargado por el Rey de formar Gobierno tras la sorprendente renuncia de Rajoy, hizo amago de tenderle la mano, Rajoy le miró de soslayo… y se abrochó el botón de la chaqueta. La imagen se ha convertido en la síntesis visual, conceptual y memecrática de un desencuentro que, por ambas partes, fue una tomadura de pelo a los ciudadanos, que, en su gran mayoría (70%) no quieren volver a las urnas sino que los partidos –sobre todo, PSOE y C's- pacten un nuevo gobierno. Pero fue también algo más: un carboncillo que se toma por óleo, el daguerrotipo fastidioso de un tipo fastidiado que está dispuesto a fastidiarnos a todos.

El desprecio estético de Rajoy hubiera sido justo como respuesta a los desprecios políticos y personales de Snchz de no haber sucedido dos cosas desde las elecciones: que él rechazara ir a la investidura después de haberla reclamado durante un mes y que, tras su rechazo, Snchz aceptara el reto. Si al candidato Rajoy le hubiera "hecho la cobra" Snchz, hubiera quedado mal el socialista, pero al ser Snchz el despreciado por Rajoy, el que ha quedado mal es el presidente en funciones. La prueba de que lo hizo aposta y luego se ha arrepentido es que sus publicistas han insistido en que antes y durante la entrevista "se estrecharon la mano con toda cordialidad". ¡A otro perro con ese hueso! ¿Cómo van a estrecharse la mano cordialmente en privado los que son incapaces de fingir en público?

La 'cobra' de Rajoy | EFE

Antes del "desencuentro de la cobra", PSOE y PP habían producido dos propuestas, una de cincuenta folios y otra de veinte, que han pasado inadvertidas pese a su importancia, porque prácticamente asumían la mayor parte del programa económico de Podemos: renegociar el déficit con la UE (lo que ha hecho Rajoy cada año de Gobierno, para incumplirlo siempre) y relajar el rigor presupuestario. Esto de encomendarse a las musarañas, a mi juicio, quiere decir que Rajoy renuncia a gobernar y a que otros gobiernen y, al abrocharse el botón, inauguraba la campaña de las próximas generales, que se desarrollarán entre dos mensajes: "lo hemos intentado" por parte de PSOE, Podemos y Ciudadanos, aunque salvo Rivera, empeñado en que "imposible is nothing", nadie ha intentado seriamente un pacto de Gobierno que evite nuevas elecciones y cierre el paso al Frente Popular Separatista.

El botón de hace doce días

El pasado dos de Febrero, sólo diez días antes del "desencuentro de la cobra", Carmelo Jordá comentaba así esta imagen, la foto de la semana:

Rajoy en su reunión con los senadores | EFE

"Miren la imagen que acompaña esta columna, fíjense cuidadosamente en la escena que refleja: una serie de personas alrededor de un hombre, un poco empequeñecidas de hecho ante la posición prominente de aquél, que destaca tanto por su ubicación central como por su tamaño (…)

Con más o menos entusiasmo, todos los de la imagen aplauden, como si se pasase lista, que es obvio que se pasa, y los primeros que lo hacemos somos los periodistas. Todos aplauden, digo, menos el personaje central, cuya actitud parece traslucir no sólo que recibe satisfecho la ovación, sino –fíjense, miren bien- que considera que la merece, que están muy bien esos aplausos, que se los ha ganado y, si me apuran, que un poco cortos se están quedando. (…)

"Es el mal que está acabando con el PP: una estructura piramidal que genera lealtades perrunas y en cuyo vértice superior está un político tan alejado de la realidad como de Marte, entre otras razones porque para él la realidad del día a día está llena de palmeros que le van a aplaudir diga lo que diga, haga lo que haga, aunque les lleve como les está llevando a un matadero en el que los unos entrarán aplaudiendo y él, abrochándose la chaqueta fatuo, convencido de que, tal y como le dice Arriola, es el mejor."

Cuando Aznar apretó el botón

No es que Mariano haya inventado el despotismo en el PP. De hecho, su liderazgo fue fruto del dedazo aznarí. Luego, ha sido Mariano el que, gracias a la mano que le echaron Rita, Camps y Arenas en 2008, impuso su propio dedo para acabar con el partido de Aznar. Tampoco Rajoy, aunque se haya negado tajantemente a combatirla, ha inventado la corrupción, que en la segunda legislatura de Aznar sembró las primeras minas que siguen explotando. Simplemente, la aprovechó para sustituir el gregarismo nacido con las victorias de Aznar por el servilismo que, cargo mediante, perdona las derrotas de Rajoy. Pero al leer a Carmelo Jordá recordé el epílogo de mi libro Con Aznar y contra Aznar, dedicado a la Boda del Escorial, donde, del Rey abajo, describía el cortejo del obsceno espectáculo, tumba ética y estética de lo que el PP quiso ser durante una década larga, de 1990 a 2002:

"(…) las presidentas del Congreso y el Senado, nombradas por él; los presidentes del Supremo y el Constitucional, designados por él; los presidentes del todas las comunidades autónomas del PP, escogidos por él; los ministros todos de sus gobiernos, hechura suya; los directores de los medios de comunicación oficiales y oficiosos, puestos por él, y los eventualmente adictos o habitualmente considerados en que él relativamente confía; los presidentes de las grandes empresas, por él colocados; los grandes banqueros, por él admitidos; los cantantes y hasta algún escritor de su predilección, por él distinguidos; y, en fin, el interminable friso de celebridades medianejas y medianeras, que acompañan siempre al Poder como el brillo al oropel" (…) "El mejor Presidente del Gobierno en muchas décadas tiene también su punto flaco, como todo el mundo. Sólo que, por respeto a lo que quería significar, ayer lo ocultaba y hoy lo exhibe."

Frente a la inmensa corrupción del PSOE felipista, el PP de Aznar era lo único que teníamos y por eso lo apoyamos. Demasiado. Frente a la traición de ZP a la Nación, empezando por las víctimas de la ETA, el PP de Rajoy era lo único que –hasta el nacimiento de Ciudadanos y UPyD- había, por eso seguimos apoyándolo, pese a todos los zigzagueos que he recogido en Los años perdidos de Mariano Rajoy. Pero desde que en 2008 Rajoy se abrochó el botón del chaquetón Stefano Russini y mandó a "los liberales al partido liberal y a los conservadores al partido conservador", no hubo lugar al equívoco ni a la esperanza. Anteayer, Maroto pidió "una purga, caiga quien caiga, contra los que se llenaban los bolsillos mientras otros nos jugábamos el tipo." ¡Ay, Maroto! Más se lo había jugado San Gil y la echasteis gracias a los "bolsillos llenos" de Valencia. ¿Cómo va a caer Rita si la afora Rajoy? Para que él no caiga, habéis hecho caer –a la fosa- al PP.

El PP asume el programa económico podemita

Sabemos que leer programas y propuestas electorales es un deporte profundamente impopular entre los españoles. También es lógico que los que prefieren olvidar la traición de Rajoy al programa electoral del PP en su totalidad, desde los impuestos a la Justicia, pasando por los etarras y los separatistas catalanes, prefieran no saber lo que propone o lo que promete. Sin embargo, recomiendo a los que se niegan a confundir dichos y hechos la lectura del informe publicado este sábado en Libre Mercado sobre el programa económico de ese Gobierno que Rajoy insiste en presidir, aunque sin pasar por el engorroso trámite de ser votado en Cortes por suficientes diputados.

No hay en él nada que no pueda ser asumido por Podemos y la facción radical del PSOE, aunque la parte moderada, si la hay, jamás lo aceptaría. Es un canto al gasto público, al descontrol presupuestario y a la tolerancia del déficit. Es una oda a la presión fiscal presente y futura. Es socialismo a chorros, demagogia a cántaros y un ejercicio de amnesia sonrojante. ¡Llega a proponer un fondo para compensar el déficit energético! ¿Y qué hacemos con Abengoa? ¿Despedirán a los asociados de Montoro y a los sociatas desalados? ¿No era ese el Fondo de compensación energético para las energías renovables y siempre renovadas de la corrupción política? Malo es tener que pagar a los políticos que nos roban para los empresarios que les repagan, pero el PP, desde Fraga, siempre estuvo contra la doble ventanilla administrativa. Desde que Rajoy se abrocha electoralmente el botón, ni eso.

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