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Fernando Herrera

La avería de Blackberry

Uno de los comentarios generalizados durante esos días era que esta avería era “lo que le faltaba a Blackberry”. De ello se puede presumir que a RIM, la empresa creadora de Blackberry, no le están yendo tan bien las cosas como les iba en el pasado.

Ya es un mal recuerdo para muchos desesperados ciudadanos lo ocurrido hará un par de semanas con sus dispositivos. A ellos y a Blackberry mis disculpas por resucitar el tema, pero creo que exige una cierta reflexión adicional.

Uno de los comentarios generalizados durante esos días era que esta avería era "lo que le faltaba a Blackberry". De ello, se puede presumir que a RIM, la empresa creadora de Blackberry, no le están yendo tan bien las cosas como les iba en el pasado, digamos que su negocio parece en declive.

En estas circunstancias, la avería sufrida por las Blackberry’s podría no ser una mera casualidad, una gota inesperada que colma el vaso. Por el contrario, quizá sea una consecuencia de que los usuarios ya no valoran tanto como antes los servicios que dicha empresa prestaba.

Así, la avería se podría explicar por no asignar recursos suficientes a las tareas de mantenimiento preventivo o a las actualizaciones de los distintos activos. Y esta asignación no se estaría llevando a cabo porque tampoco RIM dispone de los recursos suficientes para hacerlo, debido a que los usuarios se los están retirando.

Dicho de otra forma: como los usuarios ya no dan el mismo valor que antes a los servicios de RIM, ésta empieza a carecer de los recursos necesarios para atenderlos, y eso explica la caída del servidor, y más en general, un posible aumento de las incidencias en el servicio.

Pero esto es lo que debe pasar: si los usuarios ya no están dispuestos a pagar por un servicio, lo normal es que los recursos hasta ahora utilizados para suministrarlo, se vayan poco a poco redirigiendo a otros usos. Así que, si de verdad los servicios Blackberry están perdiendo aceptación y no cambia nada, lo normal es que cada vez sufran más caídas u otro tipo de incidencias. Se reducirá su calidad hasta el punto en que sea sostenible a los ingresos obtenidos.

Vamos, lo mismo que ocurre con aquellos hoteles que están al principio muy bien cuidados y limpios, y cuando descubren el precio a que pueden vender sus habitaciones, sus dueños se dan cuenta de que no pueden mantenerlos a ese nivel, y se vuelven desvencijados y sucios. Y, como digo, es lo que debe pasar y está bien que pase: lo contrario sería desperdiciar los recursos.

Pero, ¿y si resulta que la pérdida de valor viene inducida por una imposición del gobierno? ¿Qué ocurre si el precio a que se está vendiendo un servicio no es realmente el que revela las necesidades de los clientes, sino uno regulado por debajo de los costes por razones políticas?

Pues exactamente lo mismo que a RIM. Si hablamos de telecomunicaciones, por ejemplo, veríamos más congestión en Internet, más averías en las líneas, más tiempo hasta que se repararan. En suma, una Internet desvencijada y sucia, tras unos años de ser moderna y limpia.

Viendo la regulación que pesa sobre el sector de telecomunicaciones, se diría que esto es lo que quieren los políticos europeos y españoles para nuestra Internet. Ahora bien, no está tan claro que sea también lo que quieren los ciudadanos.

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