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Fernando Martín

El conflicto arbitral en la ACB

Para que la profesionalización fuera completa, lo que ha sido una anécdota de una jornada, los árbitros extranjeros, debería ser categoría.

Esta semana empiezan los playoff de la ACB, que finalmente van a celebrarse con árbitros españoles después de que la AEBA, la Asociación de Árbitros Españoles de Baloncesto, desconvocara el paro que llevó a cabo en la jornada 34, la última de la liga regular.

La AEBA llevaba tiempo negociando con la patronal del baloncesto un nuevo marco de relaciones para profesionalizar el arbitraje a partir de la próxima temporada, pero, viendo que el ritmo de la negociación no era el deseado y que la oferta de la ACB no cumplía con sus aspiraciones, decidieron convocar un paro de su actividad. En algunos medios se publicó que el paro era una "huelga", pero ese término no es correcto, ya que, por la naturaleza de su actividad, los árbitros no deben ser empleados del organizador de la competición, sino profesionales independientes que prestan sus servicios dentro de un marco de relaciones profesionales y no laborales.

Ante el anuncio del paro, la ACB reaccionó con un comunicado oficial que expresaba su sorpresa y su disgusto ante la medida de fuerza y convocó una asamblea que resolvió utilizar los medios necesarios para garantizar la competición, lo que implicaba acudir a árbitros extranjeros, para poder cumplir sus obligaciones con el público, jugadores, patrocinadores y operadores televisivos. La ACB además de hacer declaraciones explicando su oferta a los árbitros, publicó la propuesta para que tanto los medios como los aficionados pudieran valorarla con todo lujo de detalles. Además del apartado económico, con un incremento retributivo de un 40 %, la propuesta se refería a diferentes niveles de dedicación, seguros y coberturas sociales, y a una antigua reivindicación: la eliminación del límite de edad, medida arbitraria que critiqué en un artículo anterior.

La AEBA reaccionó defendiendo su postura y apelando a las instancias deportivas para que mediaran en el conflicto. A pesar del coste añadido y del riesgo, la jornada 34 se disputó con unos árbitros sustitutos. Este riesgo estaba calculado y tenía más que ver con la carencia de licencias federativas que con los resultados deportivos, ya que en la jornada 34 no se puso en juego ninguna plaza de playoff o de descenso, y sólo estaban pendientes de concretar los cruces de cuartos de final. Tras la disputa de la jornada sin mayores incidentes y la celebración de la presentación del playoff, tanto la federación como el CSD se ofrecieron a mediar en el conflicto y finalmente la AEBA desconvocó el paro.

Seguramente se llegará a un acuerdo beneficioso para todas las partes que contemple una mayor dedicación de la mayoría de los árbitros, una mejora de su formación y de su retribución, y una mejor regulación de sus relaciones con la liga, pero, para que la profesionalización fuera completa, lo que ha sido una anécdota de una jornada, los árbitros extranjeros, debería ser categoría. A pesar de que todas las partes reconocen su buen nivel, los árbitros españoles tendrían que estar sometidos a las mismas condiciones de competencia que el resto de los profesionales del baloncesto, sin que la limitación de una licencia federativa nacional o un cupo limitado garantizara de hecho su participación en la segunda mejor competición nacional del mundo independientemente de su nivel de arbitraje.

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