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Francisco Capella

Aznar y el proteccionismo eléctrico

En la última cumbre europea, el presidente del gobierno Jose María Aznar ha afirmado que no es lógico que las empresas francesas del sector de la energía eléctrica puedan vender electricidad a los españoles mientras que el Gobierno francés no abra sus fronteras de la misma forma a empresas eléctricas extranjeras. Parece que si no hay reciprocidad en la apertura de los mercados a los productos foráneos no puede haber libertad de comercio, pero esto es falso y sólo se entiende desde una mentalidad intervencionista y proteccionista.

La libertad de comercio no necesita ningún tipo de tratado internacional ni organismo que la gestione. Si un país quiere realmente beneficiarse del comercio global no tiene más que abrir sus fronteras a los bienes y servicios procedentes del extranjero, eliminando tarifas y aranceles. De este modo ganan los consumidores nacionales, que tienen más posibilidades entre las cuales elegir, y se obliga a las empresas nacionales a hacerse más competitivas, ofreciendo productos de más calidad a mejores precios. Los únicos que pierden son los empresarios locales privilegiados por la política mercantilista de sus países. ¿Está Aznar intentando proteger (aún más) a las ineficientes empresas eléctricas españolas?

La situación óptima, que todos los países abran sus fronteras, facilita la división de trabajo y la especialización a nivel mundial, lo cual incrementa enormemente la creación y distribución de riqueza. Que unos países desmonten sus barreras comerciales y otros no es una situación asimétrica y subóptima, pero es mucho mejor que la situación perfectamente simétrica en la cual todos los países se encierran sobre sí mismos y pretenden autoabastecerse. El "si tú no me compras, pues te fastidias y yo no te compro tampoco" suena a berrinche infantil. Chile es un claro ejemplo de país cuyo desarrollo económico se aceleró enormemente por la disminución unilateral de las trabas comerciales.

Además, después del largo e intenso debate sobre la frustrada fusión entre Endesa e Iberdrola, ¿no estaba claro que había necesidad de más participantes en el sector eléctrico para garantizar la competencia? Los franceses son nuestros vecinos desarrollados más próximos y tienen muchas centrales nucleares a pleno rendimiento, lo que significa que pueden vendernos energía a buen precio. Aprovechémonos y comprémosla: si lo hacemos será que no es más cara que la nacional.

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