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Francisco Capella

Falacias Atkinson

El profesor de Oxford e ideólogo de izquierdas Anthony Atkinson, promotor intelectual de la combinación de renta básica ciudadana y tarifa impositiva única, afirma que "el tipo único y la renta vital nunca pueden separarse". Lo que en realidad quiere decir es que a él no le gusta la idea de que se separen, pero estas entidades son de naturaleza muy diferente y perfectamente separables. La renta básica ciudadana es una ocurrencia absurda propia de la huida ciega hacia delante del colectivismo: ya ni siquiera se trata de dar a cada cual según sus necesidades, ahora hay que dar a todos lo mismo aunque no lo necesiten, y sobre todo sin tener en cuenta si se lo han ganado o no; y sin mencionar de dónde sale el dinero que se reparte. El tipo impositivo único es una idea excelente, contrario al cliché irreflexivo de que debe pagar más quien más tiene, y será una idea óptima si la base exenta se aproxima a infinito y el porcentaje impositivo se acerca a cero: así serán los ciudadanos, legítimos propietarios de la riqueza, quienes decidan qué hacer con ella.

Ser ideólogo de izquierdas requiere habilidades de incomunicación para conseguir hablar mucho sin transmitir demasiada información: cuando no se tiene nada inteligente y coherente que decir, mejor salirse por la tangente para no decir nada. Ante la pregunta de cómo se calcula la renta ciudadana, Atkinson escurre el bulto describiéndola tautológicamente como un salario universal: y hace bien, porque no hay ninguna forma racional no arbitraria de calcularla. Si la pregunta es si es posible dar un salario para todos, contesta que él prefiere un nivel mínimo de participación por parte de los receptores: sí pero ¿es posible o no lo es?

Continuación de los despropósitos: "Si el Estado se desentiende de las pensiones, no hay garantías para la gente. En un fondo privado, los mayores dependerán de los mercados financieros para recibir su pensión. La gente encara un futuro muy arriesgado. Nadie puede dar una seguridad total, pero sólo el Estado puede dar más garantías". Olvida mencionar que los mercados financieros son mucho más rentables que las pensiones estatales (y estables a largo plazo cuando están libres de la intervención política), y que la seguridad de lo estatal se basa en la institucionalización de la coacción. Si el sistema estatal de pensiones es tan bueno, ¿por qué es necesario hacerlo obligatorio?

Las falacias nunca terminan: "Está claro que necesitamos pagar más impuestos; si no, pagaremos más, pero al sector privado. Los estadounidenses tienen una fiscalidad muy baja, pero ¿cuánto pagan por la educación?". Resulta sorprendente que alguien pueda creer aún que la provisión pública de servicios es más eficiente que la proporcionada por empresas privadas competitivas cuyo éxito depende de la satisfacción de los consumidores. Los estadounidenses pagan por la educación (universitaria, se entiende, por la básica no pagan nada porque es pública y lamentable) lo que esta cuesta en un mercado más o menos libre: si le parece cara, es su opinión, tan irrelevante como su "pensamiento".

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