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Francisco Capella

La caja de concentración de Chaves

Manuel Chaves, presidente del PSOE y máximo responsable de la Junta de Andalucía, trabaja "para que haya un proceso de concentración financiera y para que haya una gran Caja en Andalucía que compita con otras cajas, que participe en los grandes sectores estratégicos de nuestro país, el gas, la electricidad". Según él "el objetivo de la concentración financiera es hoy asumido por un gran número de ciudadanos".

¿No resulta extraño este empeño concentrador en un político cuya ideología normalmente critica a las grandes empresas? Los gobernantes suelen luchar contra los grandes monopolios, acusándoles de abusar de los consumidores, pero ahora resulta que en Andalucía Chaves quiere un monopolio financiero con una Caja Única. La respuesta a esta aparente paradoja es muy simple: a los políticos les molestan las grandes empresas sólo cuando no pueden controlarlas, son independientes y no les rinden pleitesía. Están encantados con la gran concentración de poder que implica una gran corporación influyente y obediente.

Las cajas de ahorro no son empresas privadas con accionistas que buscan maximizar sus beneficios sirviendo adecuadamente a sus clientes; son en realidad herramientas financieras dirigidas por y al servicio del poder político. Todo bajo la tapadera y excusa de la reinversión social de sus beneficios. Las cajas sirven para conceder préstamos ventajosos a los partidos políticos que las dirigen, créditos que a menudo son graciosamente perdonados y transformados en regalos o contribuciones encubiertas. También pueden ser útiles para participar en sectores de gran importancia económica que requieren fuertes desembolsos, y aquí es donde Chaves siente envidia de la influencia de otras entidades que él no puede controlar directamente, como la Caixa o Cajamadrid.

Naturalmente un político con aspiraciones imperiales nunca hace nada en contra de los deseos de sus súbditos, quienes automáticamente "asumen" los objetivos del gran líder: ni siquiera hace falta consultarles, el Gran Hermano lo sabe todo. Pero en la lejana galaxia de Andalucía, unos pocos directivos rebeldes han decidido oponerse a los planes megalómanos del jefe supremo. El Partido Solícito a las Órdenes del Emperador ya ha depurado a los traidores.

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