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Francisco Capella

La izquierda verde

Joan Saura, presidente de Iniciativa per Catalunya-Verds y diputado en el Congreso, presenta en un reciente artículo "un nuevo referente en el espacio de la izquierda, la Federación Los Verdes - Izquierda Verde", confluencia de izquierda y ecologismo, es decir batiburrillo de falacias comunistas y alarmismo infundado de fanáticos ecolocos.

Al parecer la izquierda tradicional no ha sabido dar la respuesta adecuada a las múltiples demandas políticas de los movimientos sociales, pero la izquierda verde sí lo hará. Antes la izquierda estaba intelectualmente verde y sin posibilidades de madurar (de donde no hay no se puede sacar), ahora aspiran a ser y quedarse esencialmente verdes. Y verdes que les van a poner cada vez que abran la boca, porque no destacan precisamente por su inteligencia.

Tienen las ideas tan poco claras que afirman que el movimiento verde se ha extendido no sólo por la presunta (y en realidad falsa) degradación del medio ambiente, sino también por "la exclusión social, la globalización, el poder de las grandes corporaciones, los nuevos retos para el Estado del bienestar, la esclerotización de la política, el racismo o la vulneración sistemática de los derechos humanos". ¿Qué tendrán que ver el racismo y todos los demás fenómenos mencionados con la ecología? Con una problemática tan variada y con tan pocas relaciones con el medio ambiente natural uno se queda sorprendido de que todavía no se asignen a sí mismos todos los colores del arco iris. De momento se conforman con mezclar el rojo y el verde, el cual es amarillo más azul, o sea que ya tienen todos los colorines básicos y pueden empezar a garabatear monigotes hasta que sus progenitores los saquen de la guardería.

Fracasados intelectualmente el socialismo y todas sus variantes, los huérfanos de la izquierda radical, pobres fracasados de la vida, se sienten solos y desamparados y reclaman la unión de diversas corrientes igualmente minoritarias y despistadas, como ecoilógicos y feministas. Aspiran a representar a los inconformistas críticos con el mundo actual: se supone que sólo a aquellos que no entienden nada de lo que pasa y son capaces de tragarse todos sus disparates. Porque es verdad que mucho hay en el mundo criticable, y es justo lo que estos descerebrados defienden.

La izquierda verde sigue con su aburrida cantinela de emancipación, sostenibilidad, radicalidad democrática e igualdad, pero al menos son parcialmente honrados (no como sus colegas neosocialistas) y no hacen mención de la libertad: no les interesa.

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