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Francisco José Alcaraz

Llega el carnaval electoral

Perderán sus siglas, pero seguirán sentados en sus sillones, dentro de uno (el PCTV) y tres años (ANV). Sólo cambiarán el nombre como si de empresas fantasma se tratase.

Ya lo advertimos en el mes de septiembre del año pasado y, como en todos estos cuatro años, no nos hemos equivocado. Dijimos que el Gobierno de Zapatero necesitaría tapar las vergüenzas del proceso de rendición de cara a las elecciones y mostraría un nuevo rostro. O mejor, una careta que es lo que toca en época de carnaval. De carnaval electoral. Una careta que oculta a los que defendieron de forma desmesurada e indecente durante tres años la legalidad del PCTV y posteriormente ANV. Se me ha criminalizado, criticado, calumniado y perseguido por las plumas al servicio del Gobierno por decir lo mismo que hoy dice el Fiscal General del Estado y por decir lo mismo que los que hoy dicen enarbolar la bandera de la aplicación de las leyes.

 ¡Qué vergüenza! Eso sí, sólo para los que la tenemos. Es increíble ver cómo no se ruborizan al tiempo que insultan la inteligencia y el sentido común de millones de españoles. Con este nuevo giro buscan de forma descarada la utilización de la lucha antiterrorista como arma electoral.

Como víctima, aunque algunos me nieguen el dolor de haber enterrado a mi hermano y a mis dos sobrinas gemelas en ese afán de destruir a la familia, me siento utilizado por el Gobierno de Zapatero. Pero además me escandaliza y me preocupa que miles de ciudadanos tengan como gobernantes en los ayuntamientos y en el Parlamento Vasco a una organización terrorista. Una organización que mata, secuestra y tortura. Serán los miembros de esta banda criminal los que gestionen sus impuestos y les den los servicios del agua y la limpieza –aunque ellos sean la basura a limpiar–, entre otras muchas responsabilidades que ante un ciudadano tiene un concejal o un alcalde. Eso sin entrar a valorar lo preocupante que es que éstos tengan información y financiación a costa de los ciudadanos de la Comunidad Autónoma Vasca y de Navarra.

Perderán sus siglas, pero seguirán sentados en sus sillones, dentro de uno (el PCTV) y tres años (ANV). Sólo cambiarán el nombre como si de empresas fantasma se tratase.

Recordemos que los programas y revistas que toda la prensa, incluida la rosa, dedicaron semanas y meses al escándalo del Ayuntamiento de Marbella. Era lo lógico por lo mucho que afectaba a sus ciudadanos la gravedad que su gestión. Pero no busquen ese trato y esa comprensión para los ciudadanos vascos y navarros decentes que tienen como gobernantes a personajes cuya actividad produce más repugnancia que quienes han desfalcado, llevado a la quiebra económica o construido en zonas protegidas. Los ciudadanos vascos y navarros, en vez de tener casas ilegales en torno a sus pueblos, tienen los zulos y las guaridas de sus asesinos. De sus impuestos no se pagan lujosos coches o piezas de caza mayor, no. Se paga la pervertida solidaridad con quienes cazan a personas inocentes, así como los desplazamientos para alentar en las prisiones la labor de los asesinos.

Pero la cosa no quedará así. Veremos desfilar a comandos enteros de históricos y siniestros asesinos y un sinfín de despreciables de la organización asesina ETA, que contribuirán a vender la idea de que se está por la derrota de ETA. Todo esto a pesar de que el pasaporte al cambalache y a la revisión de la situación de los asesinos sigue vigente gracias a la resolución parlamentaria que habilita al Gobierno a negociar con ETA.

Lo dicho. Empieza el carnaval y ésta es la primera de las caretas que compondrá el atuendo que intentará disfrazar y tapar la realidad. Por ello es muy importante que identifiquemos a los lobos vestidos de corderos, a los demonios con cuernos disimulados por las alas de los ángeles, a los buitres que se alimentan de la muerte de los demás, pero que se visten de palomas de la paz. No podemos permitir que tapen la cruda realidad de que, después del 9 de marzo y si los ciudadanos no lo impiden, cuando termine el carnaval, los españoles estaremos expuestos de nuevo a la mentira y a la rendición con los terroristas.

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