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Francisco José Alcaraz

Que no pare la función

Sortu no le sirve a ETA, le sirve al Gobierno como excusa para demostrar su supuesta firmeza contra ETA.

La presentación del partido de ETA llamado Sortu es sólo una parte de la estrategia con la que la banda terrorista y el Gobierno pretenden vendernos el proceso de negociación.

ETA necesita dar oxígeno a los suyos –a los presos, a su brazo político y a los que tienen las pistolas– mientras que el Gobierno necesita vender un supuesto "fin de ETA" fruto de una reflexión de la banda terrorista.

Además, el Gobierno también ha de disimular y aparentar firmeza contra ETA; es más, necesita proporcionar argumentos a quienes defienden que el Gobierno" lo está haciendo bien". Y entre los señuelos que nos han preparado se encuentra Sortu, un partido en cuya presentación ni siquiera se han molestado en disimular que se trata, de nuevo, de Batasuna-ETA.

El Gobierno ya ha lanzado el señuelo para que unos y otros se centren en la petición de ilegalización de Sortu. Algunos de los que ahora piden esa ilegalización son los que han evitado –y siguen evitando– pedir con la misma contundencia la expulsión de ANV de los ayuntamientos; la detención de Josu Ternera; la asunción de responsabilidades por la huida de De Juana; la revocación de la resolución parlamentaria para negociar con ETA; que los terroristas no sean premiados, acercados al País Vasco o excarcelados; que Rubalcaba entregue los documentos del 11-M que la justicia le reclama...

Hay que reconocer la capacidad de engaño de este Gobierno. La ignorancia de muchos, junto a la complicidad de otros, ha conseguido que se utilice a este nuevo partido de ETA como si fuera una especie de línea roja, cuando nada impide que el Ejecutivo pida su ilegalización y que los tribunales así lo confirmen. Sortu es una pieza perfectamente sacrificable dentro de la estrategia de manipulación de la opinión pública.

Sortu no le sirve a ETA, le sirve al Gobierno como excusa para demostrar su supuesta firmeza contra ETA. Vamos a ver en las próximas semanas una esmerada puesta en escena de toda esta obra teatral: se pedirá por activa y pasiva –desde distintos ámbitos– que no se legalice a Sortu. En realidad, muchos de los que más alto van a clamar por la ilegalización son perfectamente conscientes de que Sortu va a ser ilegalizada, pero esa petición les servirá para justificar su inacción en otras materias y para evitar asumir las responsabilidades que los españoles demandamos de nuestros representantes. No hay nada como realizar acciones controladas de reivindicación que se sabe a ciencia cierta que van a ser atendidas.

Esto me empieza a recordar la huelga general que los sindicatos afines al Gobierno realizaron el año pasado: no les quedaba más remedio que escenificarla para poder justificarse ante sus afiliados.

Mientras, el proyecto de ETA continúa, y la negociación seguirá consiguiendo sus objetivos. Cuando dentro de unos años se conozca toda o parte de la verdad, tal vez podremos dirigir nuestros reproches a quienes, por ineptos o por cómplices, permitieron que ETA haya conseguido parte de sus objetivos. Aunque puede que se nos niegue hasta ese miserable consuelo, porque es muy probable que nadie les dirija ningún reproche, ya que una gran parte del pueblo español es capaz de olvidar con extraordinaria facilidad.

Si eso resulta ser así, estaremos siempre abocados a seguir cometiendo los mismos errores.

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