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Francisco Pérez Abellán

Rodríguez Menéndez y los huesos de Cervantes

Ojalá los encuentren o denuncien al Ayuntamiento por mantener en la fachada una placa falsa.

La empresa de Luis Avial Georadar Condor, que lidera la búsqueda de los huesos de Cervantes, cuenta en Argentina con un socio de excepción: José Emilio Rodríguez Menéndez, famoso abogado que fue defensor de la Dulce Neus y de el Arropiero, así como condenado por distribuir el video sexual de Pedro J., condena que no cumplió porque se dio a la fuga. De esta forma el Ayuntamiento de Madrid ha emprendido una joint venture, aventura de riesgo compartido, con el letrado que tiene nuevo despacho en Madrid.

Las televisiones, los periódicos y radios, ahora que la mayoría de los buenos periodistas están en el paro, han dado pábulo al rescate de los restos del autor del Quijote de forma acrítica y sin reparar que resulta chocante que se busquen los huesos en el convento de las Trinitarias como si se tratara de una expedición al Amazonas cuando hay una placa en la fachada que dice claramente que se encuentran allí. El Ayuntamiento ha arriesgado en esta aventura con Georadar de 60.000 a 100.000 euros.

Gracias a eso Luis Avial ha extendido los tentáculos de su empresa a México, donde dan por cierto que ya ha encontrado al Manco de Lepanto.

Por si fuera poco se afirma que en el rastreo participa "el mejor equipo forense" del que forman parte José Antonio Sánchez Sánchez, presidente de los antropólogos forenses, aunque resulte increíble, y Bernardo Perea Pérez, director de la Escuela de Medicina Legal y Forense de la UCM, autores del catastrófico contrainforme de la única autopsia a Prim que no distinguen un hueso de un cartílago, no fueron capaces de hacer la relación de las heridas del cadáver del general y concluyeron sin determinar el mecanismo de la muerte que era el principal objetivo. Estos dos científicos, denunciados en el juzgado por presunta falsedad en peritajes, pertenecen a la Facultad de Medicina que tenía más de quinientos cadáveres arrumbados entre suciedad y abandono en los bajos, asunto que no ha movido un pelo del tupé al hijo de Carrillo, rector de la Complutense, con el respaldo de Podemos (¿de verdad que podéis?).

La empresa Georadar que tiene un convenio, es socia o colabora con el Ayuntamiento de Madrid, que actúa aquí sin cedazo, está participada por Rodríguez Menéndez quien en su versión argentina incluye sorprendentemente actividades de prestamista además de las búsquedas de cadáveres o intervención en operaciones de arqueología. De modo que si al final no encuentran a Cervantes, el municipio puede pedirle un préstamo.

Los que buscan los huesos han encontrado ya en el primer nicho un trozo de madera supuestamente con las iniciales M. C. configuradas con chinchetas de hierro en una época en la que la gente solía alargar su nombre: Miguel de Cervantes Saavedra, y no se arriesgaba a sintetizarlo con letras que pudieran confundirlo. Es decir que no se reconocían como MC, ZP o Snchz. No parece por el momento que la acrítica sociedad española vaya a recibir una edición del Quijote firmada por M. C., pero lo peor es que los forenses, como puede comprobarse en las fotos, lo han leído mal porque lo que de verdad pone en el ataúd es M.G.

En cuestión de huesos, Rodríguez Menéndez es entendido, dado que fue el abogado del policía principal imputado en la desaparición de el Nani, la misteriosa víctima, del que todavía no se ha hallado la osamenta, aunque bien es cierto que no se contaba con georradar. Conociendo a don Emilio, como le conozco, sé muy bien que es capaz de encontrar los restos de Cervantes como encontró a Antonio Anglés, aunque no era él, pero sus periodistas no se enteraron. Y si se pone, hallaría los restos de el Nani, aunque en esto último llevaría ventaja, pese a que cargue con el peso muerto de la pareja Sánchez-Perea que presentaron un primer informe sobre Prim que resultó un desastre, por lo que hicieron otro, no basado en la ciencia sino en una serie de testimonios históricos aportados por un profesor que se hace pasar por catedrático, sin serlo, y se los proporcionó ya desacreditados. Dado que este segundo informe fue también un fiasco, preparan un tercero basado en una carta, todavía no peritada, que afirma que Prim fue víctima de una bala mágica como la que mató a Kennedy, lo que a priori desmienten ellos mismos, sin querer, en su segundo fallido informe con imágenes en 3D. Si esto es "el mejor equipo forense" que se lo hagan mirar.

Buscar los huesos de Cervantes, cuando se cumplen cuatrocientos años de la publicación de la segunda parte del Quijote (1615), exige de aventureros fajados como Sánchez, Perea y Menéndez. Ojalá los encuentren o denuncien al Ayuntamiento por mantener en la fachada una placa falsa.

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