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Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

Acción de gracias

¿Quién merece más loa y más agradecimiento, Pedro Sánchez o Íñigo Urkullu?

¿Quién merece más loa y más agradecimiento, Pedro Sánchez o Íñigo Urkullu?
Íñigo Urkullu y Pedro Sánchez | EFE

Vivimos en el tiempo de los desagradecidos: personas amargas, cargadas de rencores, que solo aguardan a que el virus les deje echarse a la calle para despotricar contra nuestros líderes. Cuánta deslealtad, cuánta mala leche... Y, sobre todo, ¡cuánta ingratitud!

Nuestros poetas, almas sensibles, generosas pero justas, han percibido esta disfunción (si nos permiten el marlaskismo) y se aprestan, con prontitud y ligereza, a corregirla. Pero, como siempre, discrepan en el ser loado. ¿Quién merece más loa y más agradecimiento? Decidan ustedes, queridos lectores.

GRACIAS, SÁNCHEZ, GRACIAS
por Fray Josepho

Magnánimo líder en donde los haya,
te lanzo mis loas por tu esplendidez,
pues ya me permites bañarme en la playa.
Qué grande eres, Sánchez, mecachis en diez.

Subyugas pandemias, al virus derrotas,
dominas el paro, nos brindas tu amor.
Qué orgullo sentimos de ser compatriotas
de un líder brillante (y encima, doctor).

Qué grande eres, Sánchez. Mil gracias te damos.
Que el Cielo te colme de dicha y salud.
Nos pones cachondos. Te reverenciamos.
Recibe, sincera, nuestra gratitud.

Nos curan, oh Pedro, tus manos benditas.
Jamás venceríamos al virus sin ti.
Y en fin, si a los muertos no los resucitas...,
solo es por modestia. Porque eres así.

¡GRACIAS, LEHENDAKARI!
por Monsieur de Sans-Foy

Gracias, lehendakari, líder natural
de un pueblo tan viejo que es atemporal.
Gracias a tu labia, pájaro jeltzale,
Euskadi florece y está que se sale,
en tanto que España, país chapucero,
padece las iras del Gran Caracuero.

Euskadi es un potro que pega relinchos
de pura alegría: que vuelven los pinchos
y vuelven los potes de tinto del año.
Un trago de vino, ¿a quién le hace daño?
A nadie, si baja detrás una anchoa
con unos pimientos a la barbacoa.

Urkullu nos quiere, por eso nos mima.
No entiendo que alguno le mire con grima.
Urkullu es discreto, cabales sus planes,
sin los aspavientos de los catalanes.
No quiere jaleos, que son importunos
y acrecen los votos de los batasunos.

Sería monstruoso, ¡sería terrible!
(y algunos cenizos lo creen posible)
que Otegi y Podemos, maléficas ratas,
le hicieran la pinza junto a los sociatas.
Urkullu lo sabe: la gente es liviana...
Por eso prefiere elecciones mañana.

Urkullu no teme: la cosa va bien,
y Sánchez a todo le dice que amén.
Pero es que son tales las gilipolleces
que, incluso cobrando, pregúntase a veces
si no se pegaron un tiro en el pie
poniendo al Coletas en vez del PP.

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