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Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

Amenazas anónimas

Fray Josepho y Sans-Foy han sido esta semana objeto de sendas cartas anónimas que han querido denunciar en estas páginas.

Fray Josepho y Sans-Foy han sido esta semana objeto de sendas cartas anónimas que han querido denunciar en estas páginas.
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La ola de violencia que nos invade no se circunscribe a la clase política: profesionales de toda índole están sufriendo de este acoso indiscriminado, esta amenaza al alcance de cualquiera que sepa escribir (lo cual, afortunadamente, deja fuera a más gente de la que parece).

Sin ir más lejos, Fray Josepho y Sans-Foy han sido esta semana objeto de sendas cartas anónimas que han querido denunciar en estas páginas:

VAN A POR MÍ
por Fray Josepho

He recibido una carta
anónima, amenazante.
Una carta que en las venas
ha congelado mi sangre.
La carta viene en un sobre,
con matasellos del martes,
uno de esos acolchados,
y medianamente grande.
Paso a enumerar las cosas
que de dicho sobre extraje:
tres cuchillos cachicuernos,
cinco dagas, dos alfanjes
de la guerra de Granada,
cuatro mazas, dos manguales,
unos nunchakus nipones,
tres arpones, un palangre,
cuatro balas de mortero,
dos ballestas medievales,
un pilum de los romanos,
cuatro dardos con curare,
una granada de mano,
siete serruchos y un sable.

También venía una nota
autografiada con sangre,
en papel cuadriculado
del que usan los escolares,
que con una ortografía,
como verán, deplorable,
tales palabras decía,
permitan que las traslade:
"Josefo, mardito seas,
y mardito tu linage,
marditos todos tus bersos,
que son mu perjudiciales.
Te abiso, fraile Josefo
de que esto es asunto grabe.
No te lo tomes a broma,
que soi cruel e implacable.
Si no paras de hescribir
tus cagadas digitales,
te huro, como quien soi,
(Monsie... quicir, no soy naide,
solo soi un tipo anónimo
que te odia, mardito fraile),
te huro, digo, mardito
poetastro despreciable,
que yo, con mis propias manos
cortaré tus genitales.
Firmado: Monsie..., quicir,
tu enemigo hinconciliable".

¡Ayuda, por Dios, ayuda!
¡Que el buen Marlasca me ampare!
¡Que mande guardias civiles
a patrullar en mi calle!
¡Que está en peligro, señores,
mi inspiración y mi arte!
¡Ay, qué terror, ay, qué espanto,
ay, qué miedito más grande!

QUIÉN PODRÁ SER
por Monsieur de Sans-Foy

No me queda muy claro a qué viene este zasca
que encontré en el correo al volver de la tasca.
Como somos entrambos de genética vasca,
para que haga pesquisas, se lo mando a Marlaska:

"De no ser por mis votos y por Santa María,
cada vez que te veo, te decapitaría.
Por el alma no temas, que soy de clerecía,
y a la vez que te apiolo, yo te confesaría.

Magnífico poeta: te escribo con perfidia,
comido por los celos, roído por la envidia.
¡Cuánta envidia te tengo! Decirlo me fastidia:
¡la pasión venenosa del ofidio y la ofidia!

Encerrado en mi celda lo mismo que los presos,
perturbado el cerebro por mis muchos excesos
(el alcohol, la maría y los ácidos esos)
pienso siempre en matarte: matarte... pero a besos".

En España

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