Con motivo de la final de la Copa de Europa entre el Real Madrid y el Atlético, nuestros poetas debaten sobre un peliagudo asunto moral: ¿está bien que la pasión por el fútbol nos haga olvidar los hondos problemas políticos, económicos y sociales que tiene España?
Opinen. Pero no lo hagan sin leer las posturas encontradas de Monsieur de Sans-Foy y Fray Josepho.
CAMPEONES, OÉ
por Monsieur de Sans-Foy
A la cola en inversión.
De llorar, la economía.
Con el paro, no hay tu tía...
y fatal, la educación.
En política, follón:
donde el Sol no se ponía,
cualquier trepa mingafría
reivindica su nación.
Con Mariano o con la Izquierda,
España se irá a la mierda,
tras reñidas elecciones...
Pero, en fin... que no se diga:
¡Lo que importa aquí es la Liga,
la Liga de Champiñones!
EL FÚTBOL ES INANE, PERO…
por Fray Josepho
El fútbol es un juego. No tiene trascendencia.
Las cosas importantes se hacen sin balón.
Sabemos que no es básico. Sabemos que no es ciencia.
Sabemos que no nutre. Que es frívolo y ramplón.
Son veintidós sujetos corriendo por un prado,
vestidos con gayumbos, elásticas y tal.
Y miles de individuos que observan con agrado.
Millones, muchas veces, de forma pasional.
El fútbol, esa cosa pueril e improductiva,
inane y anodina, superflua y baladí.
Pero que, sin embargo, nos gusta, nos cautiva,
nos chifla y nos atrapa. ¿Por qué? Pues porque sí.
Ya sé que padecemos un alto desempleo.
Ya sé que está, sin duda, fatal la educación.
Ya sé que aquí hay corruptos. Ya sé que hay mamoneo.
Ya sé que hay quienes quieren cargarse la nación.
Mesié, no dé la brasa. No sea catequético.
La vida, sin el fútbol, carece de ilusión.
Y sepa que este sábado, si hay triunfo del Atlético,
me baño en una fuente cantando el alirón.