Ruego a los lectores –y a don Mariano– que den una interpretación política y no literal a este soneto.
A veces da respuestas a la prensa,
a veces finge ímpetu y euforia,
a veces hace alardes de oratoria
o a veces lee el Marca, calla y piensa.
A veces su jornada es muy intensa,
a veces su gestión es meritoria,
a veces imagina la victoria
o a veces sólo traza su defensa.
A veces se atarea sin desmayos,
se reúne con píos y sorayos
y viste de virtud el desacierto.
Y a veces, cuando vuelve con Elvira,
por más que va moviéndose y respira,
se nota claramente que está muerto.