Menú
Fundación Heritage

Índice de Libertad Económica 2009

Solamente nos queda preguntar dónde acabará Estados Unidos el próximo año en el Índice de Libertad Económica. Con los rescates financieros de los meses anteriores, este gran país probablemente se colocará muchísimo más abajo en la lista.

¡Qué irónica es la vida! Estados Unidos se está enfrentando actualmente a la perspectiva de mayor expansión del Estado en su historia en forma de un gigante paquete de medidas para estimular la economía, según propone el presidente electo Barack Obama. El gasto contenido en el paquete es tan inmenso que hasta el congresista Barney Frank ha indicado que hará falta un planteamiento a lo Ronald Reagan de "confíe pero verifique" antes de firmar en la línea de puntos y dar ese enorme paso hacia el socialismo. Escuchar a Frank citar a Reagan es simplemente inaudito.

Al mismo tiempo, la publicación de Índice de Libertad Económica 2009 de la Fundación Heritage demostraba nuevamente que los principios del mercado libre continúan funcionando en todo el mundo. De hecho, con estos pasos hacia una expansión del Estado, Estados Unidos bajo la tutela de Obama estará yendo contracorriente con las tendencias internacionales. En Europa, la cuna del socialismo y del Estado del Bienestar, la tendencia está yendo en la dirección opuesta porque los europeos han descubierto lo que el abrazo asfixiante del Estado puede hacerle al crecimiento económico.

En el actual Índice de Libertad Económica, Estados Unidos está en el sexto lugar, detrás de Hong Kong, Singapur, Australia, Irlanda y Nueva Zelanda. Durante los 15 años de historia del Índice de Libertad Económica, los mismos principios económicos han probado una y otra vez que sí ayudan a estimular la actividad económica y el espíritu emprendedor: baja presión fiscal, moneda estable, Gobierno limitado, garantizar los derechos de la propiedad privada, apertura al comercio global y al flujo financiero, así como regulación limitada.

Bueno, durante la campaña electoral, el presidente entrante y su vicepresidente no dejaron duda alguna sobre lo que pensaban acerca de los impuestos progresivos. Aunque este tipo de fiscalidad ha demostrado que frena la actividad económica, a ellos les encanta por razones ideológicas. Es harto conocido que Obama habló de "repartir la riqueza" y Biden recordó a los votantes que su deber patriótico es pagar impuestos. Sus comentarios evocan los de aquel obispo sueco que años atrás acusaba de "pecadores" a los emigrantes suecos que huían del país para escapar los punitivos gravámenes de Suecia.

En un capítulo presentando el Índice, el economista Stephen Moore del Club for Growth (Club por el Crecimiento) recuerda a los lectores el poder regenerador de bajar el impuesto de sociedades, eliminar el de sucesiones y adoptar el tipo marginal único (conocido como "flat tax"). En Europa, los países que pertenecían al Bloque del Este han liderado el camino de la reforma fiscal para recaudar impuestos. Lituania, Letonia, Estonia, Eslovaquia, Rumania, la República Checa, Ucrania, Rusia, Georgia, Albania, Bulgaria, Kirguizistán, Macedonia y Mongolia tienen el tipo marginal único que va del 27% al 10%. Comparados con ellos, las imposiciones fiscales que prevalecen en la "Vieja" Europa y que son de entre el 40% al 60% no lucen muy atractivos que digamos si se analizan desde la óptica del crecimiento y la inversión.

Pero esta lección del recorte de impuestos no ha caído completamente en saco roto dentro de la Europa Occidental. El impuesto de sociedades está bajando en toda Europa. Irlanda fue el país que lideró ese camino, reduciéndolo radicalmente de un 45% a un 12,5% y poniendo así los mimbres para que se diera el "milagro económico" irlandés. La mayoría de países europeos siguieron esa línea con el resultado de que ahora Estados Unidos y Japón tienen las tasas más altas del mundo: el 39,5%. Hoy en día, el promedio de los países desarrollados es del 26,4%. Según un estudio en 2008 de la OCDE, "se ha visto que el impuesto de sociedades es el más pernicioso para el crecimiento económico, seguido por los impuestos personales y el impuesto al consumo". El impuesto sobre el patrimonio y el de sucesiones siguen siendo un obstáculo para la economía de Estados Unidos. Están en un 45% mientras que países como Suecia e incluso Rusia han reducido radicalmente los suyos.

Claro que los bajos impuestos no son los únicos factores que impulsan el crecimiento económico: el libre mercado, la extensión de la regulación estatal y el tamaño del Gobierno también tienen un profundo impacto en el desarrollo económico. Desafortunadamente, si Obama cumpliera sus promesas de campaña, todos esos factores también se moverán en dirección negativa debido a la presión de los sindicatos contra los acuerdos de libre comercio así como a los mayores programas de estímulo laboral que Estados Unidos haya visto desde los días de la Gran Depresión. En aquel momento el país sufrió un 25% de desempleo, no el 6,7% de hoy en día, que es demasiado alto pero de ninguna manera catastrófico.

Solamente nos queda preguntar dónde acabará Estados Unidos el próximo año en el Índice de Libertad Económica. Con los rescates financieros de los meses anteriores firmados por el presidente Bush durante sus últimos días en el cargo –más el billón de dólares que ha prometido gastar Obama–, este gran país probablemente se colocará muchísimo más abajo en la lista.


©2009 The Heritage Foundation
* Traducido por
Miryam Lindberg 

Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en el Wall Street Journal, Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y la BBC.

En Libre Mercado

    0
    comentarios