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Fundación Heritage

Israel a los 60

La libertad de la que Israel goza actualmente se obtuvo a costa del sacrificio de sus soldados en varias guerras en Oriente Próximo, así como del previo sacrificio de tropas americanas y británicas en la Segunda Guerra Mundial.

Nile Gardiner

En estos tiempos modernos, pocos países podrían reivindicar el título de "nación aguerrida". Estados Unidos y Gran Bretaña sin duda pueden hacerlo y también Israel tiene ciertamente las credenciales para merecer esta distinción. Estamos celebrando el 60 aniversario de la fundación del Estado de Israel y es un recordatorio al heroísmo de su pueblo. Esta pequeñísima nación de apenas 7 millones de personas ha librado 7 guerras y ha sobrevivido haciendo frente a insuperables desventajas, la hostilidad internacional y la intimidación masiva; es un tributo a la fuerza del espíritu humano y la voluntad de los israelíes de luchar para defender su libertad.

Seis décadas después de su fundación, Israel sigue luchando por su existencia misma y sigue siendo la nación más perseguida en la historia de las Naciones Unidas. La ONU ha removido cielo y tierra en su persecución contra Israel, lo que supone una implacable exhibición de odio y prejuicio que es la vergüenza de ese órgano mundial. A pesar de ser el país más libre y más democrático de Oriente Próximo, Israel es el cabeza de turco de ese caso perdido que es el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que ostenta como miembros a algunos de los peores violadores de derechos humanos del mundo, incluyendo a China, Arabia Saudí, Cuba, Rusia y Egipto. En su primer año, aproximadamente tres cuartas partes de las resoluciones del Consejo fueron dirigidas contra Israel, mientras que brutales dictaduras como Zimbabwe, Corea del Norte, Birmania y Sudán apenas si merecieron mención alguna.

Huelga decir que la ONU ha mantenido su silencio ante las amenazas del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad de "borrar a Israel del mapa", muy parecido a lo que sucedió con la Liga de Naciones y sus titubeos bajo la sombra de la Alemania nazi hace apenas dos generaciones. El dictador de Irán no mide sus palabras al referirse a Israel como una "entidad asquerosa" que "tarde o temprano caerá". Así lo hizo en un discurso este pasado mes de enero. Igualmente se refirió a Israel como "sucio microbio" y "despiadado animal" en un mitin en febrero.

Hay inconfundibles ecos de los acalorados debates que se dieron a mediados y finales de los años 30 en Europa y Estados Unidos sobre las intenciones de Adolf Hitler con el debate actual sobre Irán. Entonces como ahora había una constante ola de llamamientos al diálogo por parte de las élites políticas en ambos lados del Atlántico para negociar directamente con un régimen totalitario e ilusas esperanzas de intentar un acercamiento a los "moderados" dentro del Gobierno, un esfuerzo por restarle importancia al nivel de la amenaza, de una amplia inacción, titubeos y una asombrosa complacencia con los niveles del gasto para defensa.

Las brutales lecciones del siglo XX nos enseñaron que no puede haber negociación alguna con esa clase de dictadura brutal y que hacerlo sería un enorme error estratégico de Occidente. Habrá interminables debates sobre las intenciones nucleares de Teherán en los círculos de política internacional, pero el hecho esencial sigue siendo que el mundo libre debe enfrentarse a un régimen básicamente malvado y bárbaro con un largo historial como patrocinador del terrorismo internacional; una dictadura que reprime a su propio pueblo, lanza amenazas genocidas contra sus vecinos y posibilita la matanza de las fuerzas aliadas en Irak.

Es imperativo que Estados Unidos y Gran Bretaña, los dos principales aliados de Tel Aviv, sigan unidos en defensa de Israel contra la agresión iraní. Irán plantea la amenaza más importante a la seguridad de Israel desde su fundación, así como la amenaza más grande de un país contra Occidente de nuestra generación. Como el presidente israelí Shimon Peres advirtió a principios de año, "un Irán nuclear será una pesadilla para el mundo entero".

Dado que es el más grande patrocinador del mundo de terrorismo internacional y un régimen peligroso empeñado en adquirir la capacidad de tener armas nucleares, se debe poner un freno a Irán. El Jerusalem Post informó recientemente que el último informe de la inteligencia israelí calcula que "este año la república islámica dominará la tecnología de centrifugado y podrá comenzar a enriquecer uranio a escala militar". Según la nueva cronología, Irán podría tener un arma nuclear a mediados del año próximo". Esto indica que están varios años por delante de lo que decía el deficiente cálculo del Estimado de Inteligencia Nacional (NIE) y añade premura al debate sobre el asunto nuclear iraní.

Se deben hacer todos los esfuerzos posibles para aumentar la presión a Teherán a través del Consejo de Seguridad y con sanciones económicas, militares y políticas europeas, incluyendo una prohibición de inversión en operaciones de gas natural licuado iraní. Específicamente, se debe presionar a Suiza para que ponga freno al contrato de 30.000 millones de dólares entre el contratista EGL con sede en Zurich y la Compañía Nacional Exportadora de Gas Iraní.

Al mismo tiempo, Washington y Londres deben prepararse para el posible uso de la fuerza contra las instalaciones nucleares de Irán si fallara el camino de las sanciones. Además, Estados Unidos y el Reino Unido deben estar listos para tomar represalias contra la agresión iraní en Irak, con un Teherán que sigue librando una guerra a través de terceros contra la coalición y las fuerzas iraquíes. Como el general Petraeus aclaró en su testimonio reciente ante el Congreso de Estados Unidos, Irán está suministrando activamente morteros, cohetes y explosivos a los grupos de la milicia chiíta en Irak. Los portavoces de las fuerzas de coalición han revelado en los últimos días que la fuerza de élite Quds de la Guardia Revolucionaria Iraní ha estado utilizando a guerrillas de Hezbolá para entrenar a milicias iraquíes en un campo de entrenamiento en Jalil Azad, cerca de Teherán.

Ya que las tensiones con Irán aumentan y las apuestas son cada vez más altas, Gran Bretaña y los Estados Unidos deberían apoyar la admisión de Israel en la OTAN, ofreciendo una garantía de seguridad colectiva contra la amenazante demostración de fuerza militar de Teherán. Israel, que gasta casi el 10% de su PIB en defensa (en contraste con una media del 2.1% de la OTAN), sería un activo importante para la alianza, ya que posee un ejército, una fuerza aérea y una armada de primera, así como excelentes servicios de inteligencia y fuerzas especiales. Probablemente habrá una fuerte oposición inicial a esta maniobra por parte de algunos países europeos, incluyendo a Francia y Bélgica, pero es una discusión que la OTAN debe tener, y cuanto antes lo haga, mejor. 

Los próximos dos años serán críticos para Israel, dado que tendrá que enfrentarse a la perspectiva del ascenso nuclear de un Irán que ha prometido su destrucción. Si Israel ha de sobrevivir otros 60 años, es imprescindible que Occidente se enfrente a la tormenta que se avecina y a la mayor amenaza para la seguridad internacional desde el fin de la Guerra Fría.

Estados Unidos, Gran Bretaña y sus aliados deben rechazar la promesa ilusoria de "paz en nuestro tiempo" invocada por los partidarios de una estrategia de apaciguamiento con los mulás de Irán, y asegurarse de que el mundo no se enfrente a un régimen islamista totalitario dotado con armas nucleares.

La libertad de la que Israel goza actualmente se obtuvo a costa del sacrificio de sus soldados en varias guerras en Oriente Próximo, así como del previo sacrificio de tropas americanas y británicas en la Segunda Guerra Mundial. Es la misma libertad de la que disfrutamos hoy en Occidente, libertad por la que se debe luchar y que hay que defender.

©2008 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

Nile Gardiner es doctor en Filosofía y miembro del Centro Margaret Thatcher por la Libertad, una división de la Fundación Heritage.

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